sábado, 25 de octubre de 2008

Elfangor #4

Tan tranquilo estaba yo barriendo, cuando oi un disparo(siempre llevo el sonido de los auriculares bastante bajo, no es buena idea llevando la vida que llevo anularte por completo un sentido).

"¿A quién coño habrá matado esta vez la loca esa?", pensé. Dejé la escoba a un lado, y me apresuré hacia la zona de carga. Desde las pasarelas superiores vi como Mei subía a toda leche por la rampa y empezaba a gritar. Detrás de ella pude ver dos cuerpos tirados por el suelo, uno de ellos sobre un charco de sangre.

Mei ordenó levantar el vuelo, a pesar de las quejas de Tam. Cuando la capi dijo que los de la Alianza llegarían en nada, se terminaron las quejas. Lender a la cabina, Tam intentando que el motor no reventara, y Mei y yo intentando no rompernos la cabeza con los vaivenes de la nave.

Al fin, la nave aterrizó. Mei subió corriendo.

- ¿Pero qué coño ha pasado?
- ¡Al puente de mando! ¡Ahora!

Una vez allí, pidió informes de todos. Lender y Tam dieron los suyos, y entonces me miró a mí. ¿Qué informe podía dar yo? No es como si hubiera tenido tiempo de limpiar o algo. Y ahora seguramente estaría todo peor.

- Em... ¿Todo es una auténtica pocilga?
-Pues limpia- me ordenó. Su puta mad...

Tam se fue con una lanzadera a buscar quien sabe que pieza, mientras Lender nos contaba cosas que no me interesaban pero eran mejor que limpiar.

Pero al final Mei se cansó de eso y me mandó de nuevo a la sala común a ordenarlo todo. Dita sea. Me volví a poner los auriculares. Tras varias horas y un combate contra algo que no debería existir en este mundo, lo cual hizo a partir de entonces, conseguí que la sala común fuera un lugar habitable. Y si a Mei le parecía mal, que lo limpiara ella. Yo quería prepararme una habitación, o a saber en que condiciones dormiría.

Lender se había cogido la más cercana al puente de mando, saliendo a la derecha. Mei, por su parte, la segunda a la izquierda, que parecía ser la más grande(no, si tonta no era, la jodia). Me miré la primera a la izquierda, pero era muy estrecha. La segunda a la derecha, en cambio, también era muy grande, así que decidí pillarme esa, y al que le molestara que se jodiera un rato.

Cuando llegó Tam, fui para allá. Estaba bastante aburrido, y pensé que igual diría algo interesante. Estaba saliendo de mi camarote, cuando Lender pasó corriendo a mi lado.

- Ey, quédate vigilando los controles un rato, que yo voy a ver que novedades hay- y desapareció por las escaleras. Será posible...

En fin, me senté ante el cuadro de mandos, y me miré un poco los indicadores. Durante un rato, no pasó nada. Pero, a medio bostezo, los radares parpadearon.

- Aiya!- exclamé, y cogí el transmisor del altavoz- ¡¡Mei!! ¡¡Compañía!!- Vinieron corriendo, y le dejé el puesto a Lender, que dominaba más. Cuando Mei vio quien venía, nos ordenó coger armas y salir fuera.

Entré en mi camarote de nuevo, rompiéndome casi la cabeza con las prisas, recogí mi pistola, y me dispuse a reunirme con los demás.

Mei derribó al de la moto, que resultó ser el que había visto esa mañana en el puerto(es que si no estaba tirado en el suelo agarrándose la cara no le reconocía). Hicimos que los dos que le perseguían soltaran sus armas y Mei comenzó a interrogarles. Cuando uno de ellos le soltó insinuaciones, le pegó un tiro. Me hice la nota mental de no insinuarme a la capitana. No cuando fuera armada, al menos. Un poco de dolor más, y los matones cantaron de plano. No estaban acostumbrados a la resistencia y al dolor, supongo. Más a inflingirlo que a sufrirlo.

Resultó que el pavo del suelo la había cagado a base de bien, y querían apiolarlo. Bueno, pues vale, ¿a nosotros qué? Cual no fue nuestra sorpresa cuando Mei acogió al chico bajo su protección. Despidió a los matones, y se acercó al chaval, que parecía aliviado, hasta que Mei le pateó. Ah, bien, eso ya era más normal. Sólo hacía un día que la conociamos, pero ya nos habiamos dado cuenta que "Mei" y "misericordiosa" no podían ir juntos en la misma frase.

Bueno, teniamos nuevo miembro en la tripulación. Me acerqué a él, lo levanté por un brazo y lo metí en la nave mientras se tambaleaba. Le quitamos todas las armas, ya se las devolveriamos cuando le necesitáramos.

- ¿Qué hacemos con él?- le pregunté a Mei- ¿Le encerramos en alguna habitación, o le hacemos hacer algo?
- ¿Queda algo por limpiar?
- Algo queda.
- Pues mételo en una habitación y luego ponte a limpiar.
- Pero...
- Chst. Hazlo y punto, ¿dong ma?
- Sí- contesté, y añadi por lo bajo-. Chur ni-duh.
- ¿Shuh muh?
- No, nada nada, que ahora le llevo.

Arrastré al chaval hasta la habitación que tenía a mi lado(la tercera a la derecha saliendo del puente de mando), donde le pasé el brazo alrededor del cuello.

- Bueno, parece que te has unido a la tripulación, ¿eh?- le dije, sonriendo afablemente.
- Sí...
- Vamos, tranquilo hombre, que aquí no nos comemos a nadie. Bueno, la capitana es un poco bestia... muy bestia en realidad, pero mientras seas útil, no te pasara nada.
- Bien.

Entonces le cogí del cogote y le susurré.

- Pero intenta jodernos de alguna manera, y te juro que desearás que te hubieran pillado.

Dicho esto, le di una patada en los pies a la vez que le empujaba la cabeza y lo tiré a su camarote. Antes de cerrar la puerta, dije:

- Bienvenido a la Diosa Friki (女神怪胎)

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dong ma?
"¿entendido?"
Shuh muh?
"¿Cómo dices?"
Chur ni-duh
"Que te jodan"

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