viernes, 10 de octubre de 2008

Mei #3

La pistola cayó en mis manos, aún caliente por el disparo.


-Esto... ¿sigue en pie la oferta de enrolarme? ¿si quisiera hacerlo supondría mucho problema pedir que salieramos cuanto antes del planeta?


Como contestación le di un puñetazo que lo tiró al suelo de espaldas.


-Como te vuelva a ver cerca de mi nave te dejo como un colador. Imbecil.-Corrí hacia la nave y me puse a gritarle a todo el mundo, a los dos segundos aparecieron tres cabezas por diferentes recodos de la nave- ¡Nos piramos de aquí a la de ya!


-Pero el motor no está a punto, necesito una pieza y…-empezó a replicarme Tam

-¡Baby! Me da igual si no puede salir de la atmosfera, tenemos que movernos y ¡ahora!

¡Dentro de cinco minutos esto será un hervidero de agentes de la Alianza!


Parece que captaron la idea porque se les abrieron mucho los ojos y en un minuto la nave estaba abandonando los muelles. Muchas sacudidas, y muchas turbulencias, me agarré a cualquier cosa que no cediese a tantos trompicones. Las cajas de provisiones que aún no habían sido guardadas y atadas daban tumbos por toda la bodega de carga, a lo que también se unía la mierda escondida que salía como por encantamiento.

No sabría decir si fue un trayecto largo o corto, solo sé que se me hizo eterno y que en un día llevaba más golpes que en toda mi vida de delincuente. Y raro. ¡¿Aquél chaval estaba loco?! Jodido hijo de perra, si alguien me relacionaba con él y cantaba a la Alianza estaría acabada antes de que finalizase el día. No sería el viejo loco del General, sino un chaval alelao.


Cuando aterrizamos fui al puente de mando y los llamé a todos para pedir informe de la situación.

-Vale -empezó Lender-nos hemos alejado bastante, teniendo en cuenta que es una Luna y que la nave está hecha polvo. Y he dejado una señal falsa en otra dirección. Además, no éramos los únicos que salimos por patas del muelle. No sé qué pasó ahí fuera pero al mismo tiempo que nosotros echaban el vuelo una docena de naves partiendo en mil direcciones distintas.


-Mi turno.-le siguió Tam- El motor no estaba tan mal como en un principio ojeé, pero necesita un par de piezas y el estabilizador…que…digámoslo de esta forma: sin esas piezas, la nave tendría una breve, pero sonora y dolorosa explosión al intentar salir de la atmósfera.


-¿Para cuándo las tienes?

-Para última hora de esta noche como muy pronto, de seguro mañana por la mañana.

-Muy bien, las cosas se están poniendo más feas de lo que creía y no podemos quedarnos mucho tiempo en esta luna-suspiré, menudo día de locos. Me volví a Elf-¿Y tu informe?

-Em..-titubeó-¿Todo es una auténtica pocilga?

-Pues limpia. Lender, indícame donde estamos. Tam, pilla un transbordador y vete a conseguir esas piezas, las queremos lo antes posible. Y si puedes, sin levantar sospechas y sin que intenten matarte muchas veces, entérate de lo que ha pasado en el muelle. Me escama.


Tam se marchó mientras Lender nos explicaba a un Elf que se hacía el remolón para no limpiar y a mí la orografía del lugar. Dada nuestra situación entre las colinas si alguna nave se acercaba, aunque fuese una pequeña patrulla de reconocimiento rutinario de La Alianza, nos daríamos cuenta.


La tarde pasó sin muchos más incidentes, lo cual era un gran alivio para el día que llevábamos. Lender andaba mirando el motor mientras Tam hacía negocios en el muelle y Elf mantenía un duelo a muerte con algo verde y viscoso que se escondía en una de las esquinas de la cocina. Por el ojo amoratado de Elf y los gruñidos que emitía la cosa verde, andaba con dudas acerca de quién iba ganando.


Y yo por fin había adecentado algo mi camarote cuando recibí una onda, respuesta a una que envié por la mañana, poco después de conseguir la nave.

La pantalla me mostró a un tipo calvo y grasiento, sudoroso y mellado que se enjuagaba el sudor de su sudorosa frente.


-¡Frank! ¿Cómo está mi mister universo? –saludé. El tipo parpadeó incrédulo.

-¡Niña! ¿Qué ven mis ojos? ¿No has muerto todavía?-preguntó, verdaderamente sorprendido. Tendría que revisar mis amistades.

-Ya ves que no, soy dura de pelar. Quiero uno de tus trabajitos.-Del ataque de risa que le dio casi se ahoga, gordo insufrible.

-Necesitas una nave, los que trabajan para mi necesitan nave y tripulación propia.

-Hecho-y señalé con el pulgar hacia el camarote. Me miró contrariado. –Venga, Frank, sabes que soy buena en lo que hago, es hora de expandir horizontes. ¿Cuándo te he fallado en un trabajo a pie? Ahora podré salir por piernas a mayor velocidad.

-Esto no es como robarle a un mesero que no paga sus plazos, Mei… Te vas a convertir en mercenaria y ni ese General que tienes por padrastro podrá sacarte de los líos en los que te metas-Sonreí angelicalmente omitiendo la información de que ese General mío estaba bien muerto. Frank suspiró-Muy bien, ¿cuándo salís de esa Luna de tercera?

-Como muy tarde por la mañana, pero estoy acelerando trámites.

-Dirigíos a Boros, allí os recibirá un contacto y os dirá lo que tenéis que hacer. –Asentí- Y Mei, espero que hayas elegido bien tripulación, hay mucho sinvergüenza suelto.

-Frank, olvidas que yo soy uno de esos sinvergüenzas-Sonreí al tiempo que cortaba la transmisión.


Tam llegó al atardecer con las piezas que faltaban y cotilleos del muelle.

-Fiiiiiiiiiu-silbó con la cabeza metida en el motor- Lender, pásame la llave inglesa. Bien, la que se ha armado en el muelle capitana. Un chaval se cargó a una Capitana allí en medio, hay que tenerlos cuadraos.

-De eso sí que me enteré, fíjate-comenté con sarcasmo.


-El caso es que era un asesino a sueldo, un tirador de estos contratados. Y le han visto el careto, tst, ni que fuese un aficionado. Su jefe lo está buscando para arrancarle las entrañas y hacerle comer sus propios huevos, eso he oído, y La Alianza también ha dado orden de búsqueda y captura, y han movilizado a media luna.


-¿Y eso? -preguntó Lender- ¿Tanto revuelo por una capitanucha? Sin ofender, capitana. Pero la mayor parte de los que estábamos en los muelles no es que fuésemos muy bien recibidos en La Alianza, ¿qué más les dará un contrabandista más que otro menos?


-Ni idea tio, pero pásame el destornillador.


-¡¡Mei!!-el grito de Elf se oyó por el transmisor.- ¡¡Compañía!!


Salimos de la sala de máquinas y corrimos hacia el puente.

-Dos vehículos pequeños, hacia aquí, los tendremos encima en dos minutos.

-Dame imagen-Lender se sentó en los mandos rápidamente.

-Con la luz que hay no sé si…- puso imagen. Una pequeña moto voladora perseguida por un pequeño vehículo. Ninguno de ellos vestía ropas de la Alianza. Y reconocí al de la moto enseguida.

-Ese bastardo-gruñí entre dientes.-Coged armas, y afuera. Lender, dadnos luz.


Tam, Elf y yo esperamos fuera de la nave.


-Están a punto de pasar esa colina-informó Lender desde la cabina.


Asentí, se oían los disparos cada vez más cerca, los vimos aparecer. El chaval de la moto iba tan preocupado por disparar y mirar a los de atrás que no se percató de nosotros, y cuando lo hizo ya era muy tarde. Disparé a la moto y el chico salió volando por los aires, perdiendo sus armas al caer al suelo. Los matones rieron al ver la escena y pararon el vehículo para disparar desde el suelo cuando Elf y Tam salieron y les rodeamos e hicimos que tirasen las armas.


Con una pistola apuntaba a los matones y con la otra al chaval, que se levantaba mientras escupía sangre y tierra.

-¿Qué es esto?-preguntó un tipo alto, fuerte, enteramente tatuado-¿Quién está al mando?-Elf y Tam me señalaron con la cabeza. El matón soltó una carcajada.- ¿Esta chiquilla? Venga, nena, deja de jugar a policías y ladrones. Esto no te incumbe.

- ¿Quién era la Capitana que se cargó este descerebrado en los muelles?-pregunté. El otro matón, un tipo bajito pero con aire desquiciado rió como una comadreja. Cargué las pistolas.

-Oh, si quieres jugar a ser mala, hazlo en mi cama, pequeña, pero quítate de nuestro camino. –Le disparé en la pierna- ¡Zorra! –gritó mientras se intentaba taponar la herida.

-Contesta-le espeté al grandote. Se le veía cabreado. Le disparé en un brazo. Gritó injurias y maldiciones y cuando le apunté al otro brazo empezó a cantar.

-¡Vale! ¡Vale! Era una zorra de La Alianza. Se estaba haciendo pasar por mercenaria desde hace unos meses. Pero a mi jefe no le dio buena espina y finalmente se enteró de que era una infiltrada de mierda que quería jodernos a todos.

-Y el lilanga este se la cargó por orden de tu jefe…¿Cómo se llama?-pregunté

-Drakar-oí que decía el chavalillo, cargué la pistola que le apuntaba para darle a entender que no le preguntaba a él.

-Jack, le llaman Jack of Guns-respondió el grandote. Asentí, sabía quién era, gracias a dios no era una de sus chicas, no aceptaba chicas en sus filas si no era para la prostitución. Solo aceptaba a chicos para el puesto de matón, francotirador, etc…

-Y este chaval, ¿es buen tirador?- pregunté.

-S..ssi, era uno de los favoritos de Jack, pero hizo una chapuza en los muelles y le reconoc..

-Lo sé, estaba allí-espeté.-Muy bien. Olvidaos del chico, si queréis le decís a Jack que os lo habéis cargado, pero ya no es de su propiedad, ahora es de los míos. Así que ya no tiene porqué preocuparse.


Todos me miraron atónitos, tanto los matones, como Elf y Tam, como el chaval. Bajé mis armas.

-Muy bien, chacha, baby, hay trabajo, nos vamos. Chicos-me dirigí a los matones-un placer conversar con vosotros.- por último me acerqué a Drakar. Que tenía signos de una buena pelea: ojos amoratados, labio cortado, ropa hecha jirones…


-Entonces… ¿me enrolo en-le di una patada en el estómago.

-No te llenaré de plomo, como prometí. Pero haz algo como lo de esta mañana en los muelles y date por muerto. Y yo no enviaré a matones a hacer el trabajo, lo haré yo en persona y te aseguro que en esos momentos querrás que los Reavers vengan a rescatarte-le susurré al oído mientras el frio metal de mis dagas le rozaba la garganta.-Mi tripulación, mis reglas. No lo olvides.

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