miércoles, 3 de septiembre de 2008

Elfangor #3

Sólo entrar en la nave, recibí otro golpe. Y un pisotón. No estaba teniendo un buen día.
Mei me mandó a la sala común y la cocina. Según ella, cuando llegará sabría que hacer. Seguí a Lender y Tam mientras se dirigían a cumplir sin rechistar las órdenes de la persona a la que acababan de conocer(había que reconocer que Mei imponía). Subimos desde la zona de carga al "piso" de arriba, y me dirigí a la cocina-comedor. Cuando llegué, supe que hacer.
Di media vuelta y me fui a dar un paseo.
Salí de la nave. Tenía algo de hambre, pero no pensaba acercarme a la loca esa para pedirle si había comprado provisiones, y no pensaba comer nada de lo que pudiera haber en la cocina. Seguramente había civilizaciones gestándose entre la basura. Tenía algo suelto, serviría para comer alguna bazofia barata.
Estaba yo tan tranquilo paseando, cuando alguien me pasó el brazo alrededor de los hombros.
- Hombre Elfangor, ¿qué tal?
No le conocía. Por su forma de agarrarme, su sonrisa, tan amistosa como la de un tiburón, y el hecho de que se abrió la casaca lo justo para mostrar una pistola, me indicaron que no quería nada bueno. Tzao gao, me habían vuelto a pillar.
Me medio arrastró hasta un callejón solitario, donde dejó de intentar finjir amabilidad y empezó a mostrar agresividad, lo cual se le daba mucho mejor.
Me agarró del cuello de la camisa y me acercó a su cara.
- No sólo quieres huir, sino que encima te cargas a los mensajes del señor Kakuzu. El señor Kakuzu no está muy contento.
- Las noticias vuelan, ¿eh?
- El señor Kakuzu quiere que sepas...
- ¿Te importaría dejar de repetir eso de "señor Kakuzu"? Te hace parecer idiota.
- Se te acabó la suerte, chaval.
Me tiró al suelo, aunque por esa vez me libré de recibir otro puñetazo. Se llevó la mano al cinturón.
Se puso blanco de repente, y miró hacia abajo. Luego se giró, buscando algo por el suelo.
Supongo que oyó el "clic", porque levanto la cabeza.
Pero no llegó a girarse.
Se oyó un breve estallido, y su cara reventó hacia afuera, llenando de sangre y trocitos de hueso y diente el callejón.
Cayó como el peso muerto que era.
- Si tienes que matar a alguien, hazlo y punto- dije, acercándome a él y dándole un puntapie en la pierna-. Aunque eso ya te da igual.
Le puse el seguro al arma y me la metí en el cinturón. Luego le quité la casaca al cadáver y me la puse. No llevaba nada en los bolsillos de los pantalones, así que lo escondí tras unas cajas y me fui.
Por el camino, registré la casaca. Bien, llevaba bastante dinero en metálico, me serviría. Cigarrillos... Mmm, quizá pudiera venderlos. También llevaba una petaca. Limpié la boquilla y eché un trago. Vodka. No me entusiasmó, pero era gratis.
Volví a la nave y me apoyé en unas cajas que había por allí. Al rato apareció Mei, hecha un basilisco.
- ¿¡Por qué no has hecho nada de lo que te dije!?- gritó. Empezaba a pensar que no es que gritara, sino que ese era su tono de voz habitual. No sé como sus propios tímpanos lo resistían.
- No me has dicho que hiciera nada. Sólo que fuera y lo sabría. Y supe que quería alejarme de ese montón de luh-suh.
- ¡Tenías que limpiar!
- ¡Ah! Entiendo. Verás, Mei, cuando yo veo suciedad, no pienso automaticamente en pasar la fregona. No lo llevo en los genes, no soy una mujer.
- ¡Aaaaargh! ¡Tah mah duh hwoon dahn!- casi pude ver como se le hinchaba una vena en la frente mientras echaba mano al revolver.
Salí corriendo en dirección a la nave, gritando: - ¡No me dispares que le darás a la nave! ¡Ya voy, ya voy!
Volví de nuevo a la cocina-comedor. Run-tse duh fwotzoo, como se parecía a la casa de mis padres. Al menos, antes de que le pegara fuego, claro. Lo cual me dio una idea. Saqué un mechero y lo encendí.
- Sea lo que sea lo que piensas, no, ¿dong-ma?- dijo Mei detrás de mi.
- ¿Me has seguido? ¿No te fías de mí?- contesté, con una sonrisa tan inocente como pude poner.
- Me fiaría más de una culebra.
- Ouch- cogí una escoba y empecé a amontonar mierda. Viendo que seguía sus órdenes, y supongo que aburrida por no darle más motivos para poner a prueba sus cuerdas vocales, se fue, musitando un "hwoon dahn" antes de desaparecer, quizá a gritarles a los demás.
Libre de la tirana, me saqué un aparatito del bolsillo, le conecté unos auriculares y me los puse. Ah, mucho mejor. Limpiar no se hacía tan duro con música.
You can't take the sky from me...

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Tzao gao -> Mierda. Joder.
luh-suh -> basura
Tah mah duh hwoon dahn -> Algo muy fuerte referente a ser hijo de mujeres de mala reputación. No acompañantes, por supuesto.
Run-tse duh fwotzoo -> Buda misericordioso.
dong ma -> entendido
hwoon dahn -> imbécil

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