martes, 22 de abril de 2014

Drakar #6

Estaba admirando un nuevo tipo de munición perforante para cañones de naves. Abría el casco de una nave común de tal forma que me hizo querer comprarla. Luego recordé que no teníamos cañones con los que dispararla así que tuve que contenerme.

Compré las armas que me habían pedido y me entretuve revisando un rifle nuevo. No me gustaban los semiautomáticos pero para el resto de la tripulación podría ser una buena compra. Reconozco que hay situaciones en las que conviene no entretenerse mucho entre cada disparo.

La explosión me pilló en mitad del regateo. El dependiente salió disparado hacia atrás mientras yo me sostenía en el mostrador. Cuando se levantó de nuevo yo ya me había largado con el rifle.

-Seguro que Lender ha estrellado la nave en algún sitio. Ha tenido que ser él -murmuraba para mi mientras volvía corriendo a la nave.

Tuve que sortear varios controles de la alianza que no podía permitirme cruzar con el arsenal que llevaba en las bolsas, así que acabé llegando el ultimo y prácticamente sin aliento. Cerraron la puerta justo a mi espalda con los motores ya arrancados.

-Justo a tiempo -dijo Mei-. Iba a ser un incordio buscar a otro tirador.

Espera... ¿me iban a dejar en tierra? ¡Serán traidores!

Apenas había comenzado a ordenar el arsenal cuando la alarma sonó por toda la nave.

Llegué corriendo a la cabina con un rifle a la espalda y uno en cada mano. Ya estaba extendiendole uno a Elf cuando...

-Nos entregaremos- Dijo Mei con voz seria, y fría. Notándose un poco de resignación en ella.

-Pero capitana… el cargamento…- Lender comenzó a titubear algo, siendo interrumpido por Mei

-El único cargamento importante que tenemos acabo de esconderlo, esta nave afortunadamente tiene varios escondites que esos idiotas de la alianza jamás podrían detectar.

-Estooo... -titubeé mientras volvía a quitarle el arma de las manos-. Puede que convenga esconder algunas cosas más.

-¡Vuela!

Salí corriendo a esconder tantas armas como fuese posible en el poco tiempo que teníamos. Si las escondía todas sería sospechoso y buscarían demasiado a fondo, pero teniendo en cuenta que eramos una nave de transporte, el arsenal con el que contabamos, y que la mayor parte del armamento (y la tripulación) tenía menos papeles que una liebre, podrían ponernos problemas si querían. No me quedaba ninguna duda de que querrían.

Llegué a tiempo de ver entrar a los soldados en la nave con sus impolutis uniformes y sus sonrisas de victoria. 

-¿Qué clase de ganado transportais aquí? -dijo riendose el primero en entrar mientras se tapaba la nariz-. ¿De verdad convivís con esta suciedad? Parece que hayáis crecido en un establo.

Lender levantó el brazo oliendose con tan poco disimulo como la colleja que le propinó Tan un segundo después.

-¿Qué asuntos traen a la alianza a esta humilde nave? -Mei ignoró su comentario con una sonrisa de oreja a oreja. Aunque el color de sus nudillos mostraban lo que estaba conteniendo.

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