miércoles, 5 de mayo de 2010

Mei #7

Mientras el resto de la tripulación hacía la compra, la Acompañante y yo nos dirigimos a hacer negocios. Había quedado en un bar del centro de la ciudad con un contacto. Estaría bien empezar con algunos trabajos por libre, sin tener que depender de los chanchullos de pacotilla de Frank. Estaba harta de chuchos y cargas de poca monta. Mi tripulación empezaba a cansarse y yo ya lo había hecho hace tiempo. El chucho había sido la gota que colmó el vaso.

El sitio en cuestión tenía más prestigio que los barezuchos a los que solía ir para pactar trabajillos, así que me puse de limpio e hice que Kikyo me acompañase por si había algo que se me escapaba de aquel lugar. Mejor prevenir.

La estirada se pasó todo el camino criticando mis andares, mis maneras, mi ropa, mi pelo… Claro que yo también me lo pasé criticando sus andares, sus maneras, sus ropas, su pelo… Pero he de decir que era de utilidad, nada más llegar al lugar y decir quién era nos dejaron pasar sin tener que esperar ni un minuto.
El lugar era pomposo hasta el mal gusto. Dorados, columnas, terciopelos rojos. Bustos de la griega antigua y no se cuantas mariconadas de esas.

Un camarero aún más estirado que mi Acompañante nos guió hasta el centro de un salón y sin mirarnos a la cara nos dijo que esperásemos mientras el “Señor” acudía a nuestra llamada.
-Tanta pijería me está dando picores
-No seas vulgar y compórtate- escupí en un trofeo bañado en oro que había cerca como contestación. Ella se sentó dignamente en un sofá y me señaló que hiciese lo mismo.
Al rato de estar allí, cansada de contar los cuadros con caras de gordos ricachones que había colgados en esa estancia decorada por alguien con un pésimo gusto uno de los gordos que salía en uno de esos cuadros entró todo sonriente.

-Señoritas- Kikyo se levantó así que yo también.
-Señor Stannis-saludé con la mayor educación que pude, recordando viejos tiempos de niña de a bien. –Hablemos de negocios.
-Me gusta esta chica-rió con una sonora carcajada, y nos indicó que nos sentáramos de nuevo. –Me han dicho que sois de fiar.
-Le han dicho bien. Espero que digan lo mismo de usted-sonreí con malicia.
-¡Esta chica tiene agallas! ¡JAJAJA! ¡Sería una buena socia del club si aceptásemos mujeres!
-No creo que desentone mucho entre hombres, de cualquier modo-vaya con la mosquita muerta de la finolis.
-Me sorprende que una señorita respetable como usted viaje con esta compañía
-Es una forma barata de viajar y ambos nos beneficiamos. Es una especie de simbiosis.
-Qué bonito. Pero dejémonos de bichos y sigamos con lo nuestro. Usted quiere que transportemos algo y nosotros tenemos una nave. Aclaremos las condiciones.

-Es muy delicado
-Lo comprendo
-No debe dejar que nadie lo vea
-Por supuesto
-Solo ustedes dos sabrán de su existencia
-Me parece bien
-Tienen poco tiempo para llevarlo a su destino
-Somos rápidos
-Si lo descubren todos estaremos en peligro…
-No lo descubrirán
-Pero si os atrapan, mi cabeza…
-No nos atraparán
-Son buenos en lo que hacen, sea lo que sea lo que hacen-me apoyó Kikyo.
Eso pareció sosegar un poco el tono asustadizo y temeroso que había adquirido nuestra morsa particular. Se levantó, giró uno de los cuadros de morsa y abrió una caja fuerte. Sacó una caja de madera no muy grande, podría llevarla escondida en mi gabardina sin problema. Me la extendió con manos temblorosas.
Pese a su pequeño tamaño era bastante pesada.

-Por favor que no le vean salir de aquí con eso-sacó un pañuelo de su chaqueta y se secó el sudor frío de la frente. Asentí con solemnidad. ¿Por qué con solemnidad? Pues ni idea, pero pensé que una cara seria quedaría bien para ese momento. –Us…usted puede ver lo que contiene. Sería demasiado pedir que hicieran esta misión desconociendo qué llevarán a bordo.
Me disponía a abrirlo cuando…

¡BOOOOOOOOOOOOOOM!

Una gran explosión sonó a ese lado de la ciudad. Maldita sea, seguro que nada bueno nos traería. El Señor Morsa se puso aún más pálido que antes y miró asustado por la ventana más cercana. Me guardé la caja sin ni siquiera abrirla en la gabardina. Kikyo se levantó y me miró apremiante.

-Señor, será mejor que nos vayamos. No queremos llamar la atención demasiado y esa explosión no nos traerá nada bueno si nos quedamos por este lado de la ciudad-asintió con miedo.
-Solo tienen 1 mes como máximo-fue su despedida.

Salimos con paso rápido de allí aunque intentábamos aparentar normalidad. Al pasar por el hall del club no nos cruzamos al recepcionista pero oímos un grito de terror proveniente de la sala que acabábamos de abandonar. No miramos atrás, y mi acompañante se olvidó de protocolos, corrimos por los callejones intentando llegar lo antes posible a la nave.

3 comentarios:

Elfangor dijo...

Uhm... una explosión... pero si no están ni Saga-Bahamut ni Sheol, ¿quién demonios está haciendo explotar cosas? xDDDDD (curioso que presuponga que es cosa nuestra xDDD)

¡Yo quiero saber que hay en la caja! ¡La caja podría ser cualquier cosa! *_*

Unknown dijo...

es lo que pensé cuando releí tu entrada...si no estaba saga ni sheol... quien puñetas explota cosas?! XDDDDDDD

La caja es misterioooooooosaaaa XD

Elfangor dijo...

Anda, es verdad, si lo de la explosión lo puse yo. Joder, que el post es de diciembre, ni me acordaba ya xDDDD