Ya en la nave tras cobrar el pago y que la joven acompañante se acomodase en su transbordador, la Capitana me pidio que nos pusiera en orbita, que nos ibamos a quedar alli unos días y que nos reabasteceriamos en el planeta antes de salir de alli hacia algun encargo o a buscar alguno.
Una vez en orbita, y tras acabar de apilar unas cajas con Drakar la Capitana nos llamo a todos.
- A ver, tenemos que hacernos con unas cuantas cosas -dijo- Esto es basicamente lo esencial, tanto para la nave como para nosotros- mostro una lista- ¿Alguien tiene algo mas que añadir? Porque estando como estan las cosas nose si podremos comprar material en bastante tiempo.
- Veo que Tam ha puesto en la lista ya piezas que se quemaron de mi espectacular fuga del planeta de mierda -dije- Pero me gustaria añadir un par mas, basicamente porque esas naves de la Alianza eran enormes, y aun asi casi nos pillan. Si queremos tener alguna opccion real cuando nos persigan sus naves rapidas, tenemos que hacer cambios ya. Al menos aumentar la refrigeracion para que aunque lleve todo al maximo, no se nos cortocircuite en medio del espacio y seamos un blanco facil para cualquiera.
- Cañones -dijo Drakar para varias- muchos cañones.
- ¡No vamos a poner cañones! ¿Como vamos a pasar desapercibidos con cañones? -grito Mei.
- Si tuvieramos cañones no tendriamos que pasar desapercibidos -murmuro Drakar.
Mei medito unos segundos.
- Bien bien, tu sabras Bocazas, mas te vale no gastar en balde tu parte -dijo.
- Esto... mi parte, no si yo creia que...
- Vale, decidido, tu sabras lo que necesitas asi que tu bajas seguro a hacer la compra. Elf, tu le haces de canguro -dijo pasandole la lista.
lunes, 30 de noviembre de 2009
lunes, 16 de noviembre de 2009
Kikyo #1
Me encontraba recorriendo Atrios llevando todo mi equipaje en una rudimentaria carretilla, luego de haber llegado gracias a una nave de transporte, la cual al parecer no dejarían volver a despegar por algún inconveniente con la Alianza. Lo que resultaba ser bastante molesto, ya que pensaba utilizarla como medio de transporte entre planetas para expandir mis contactos, después de todo estuve muchos años para llegar a ser una acompañante registrada. Y no solo una vulgar prostituta.
Es entonces que recorriendo las naves encuentro un viejo modelo Firefly con, oh sorpresa, un transbordador que podría usar aun si la nave principal no esta en condiciones. Caminando hacia ella noto que hay un joven sentado frente a la nave sin hacer demasiado, es decir paveando.
-Buenos días –dije con educación mientras hacia una leve reverencia.
-Ah... eh… buenos días… -El chico me miraba como si nunca hubiese visto a alguien con dinero y jabón.
-Mi nombre es Kikyo –le sonreí un poco mientras me le acercaba para apreciarle mejor- ¿Cuál es el tuyo?
-Len… Lender, estoy cuidando la nave en este momento.
-Veo que tienen dos transbordadores… tengo la intención de alquilar uno para poder expandir mi trabajo –Acaricio su mejilla con el dedo índice de la mano derecha- ¿Quieres alquilármela, Lender?
-Yo... no puedo, la capitana... –le costaba bastante poder continuar, por lo que me le quede mirando hasta que terminara-Ella es quien decide… -bajaba la mirada como si eso le causase mucha pena
-Bueno… el dinero no es problema, así que creo que ya estoy dentro –sonreí señalando mi equipaje-¿Puedes subir eso a la nave por mi? Es bastante pesado
-Por supuesto! –Dicho esto se levanto y comenzó a cargar con rapidez las cosas a la nave, para luego bajar quedándose detrás mío, mientras veíamos llegar a lo que debía ser la tripulación.
Luego de una breve charla con la capitana, y quedar en ridículo por haberme confundido de persona, Mei me acompaño al transbordador para observar su estado.
-Umm... no es la gran cosa si vamos al caso –mire a la mujer con calma- Una rebaja seria mas que aceptable
-Lo siento cariño, pero no rebajare ni una beri
-Vamos… un 20% no matara a nadie...
-20?!! Ni de coña!! Solo 5% -dijo haciéndose la ofendida, tenía un lenguaje corporal muy fácil de leer
-Bueno, entonces que sea el 30%
-30?.. Pero... no estas diciendolo en el sentido que debieras...
-Bueno, que sea el 40% entonces
-10% y es mi ultima oferta! –decía sin caer en el truco
-20% y quiero garantía por si no llegamos a los planetas que prometes
-15% con la garantía, y ya no subo mas
-Teniendo en cuenta que no hay otros compradores eso es una estafa…
-Somos estafadores profesionales, somos piratas, punto.
-Bien, como desees, pero quiero que ese chico que vino contigo limpie el transbordador cada semana, y después de cada trabajo
-Elf? Por eso tendrías que pagar más y todo
-Vamos… recorrí la nave un poco, veo que su servicio no es de primera –Sonreí mientras decía esto
-Sigue siendo un servicio… Bueno no importa, no le hará mal trabajar a ese. Trato hecho –luego de decir esto se retiro del transbordador dejándome sola allí.
-Veamos como termina todo esto… -Me decía a mi misma mientras salía del transbordador para recorrer la nave y conocer a la tripulación
Es entonces que recorriendo las naves encuentro un viejo modelo Firefly con, oh sorpresa, un transbordador que podría usar aun si la nave principal no esta en condiciones. Caminando hacia ella noto que hay un joven sentado frente a la nave sin hacer demasiado, es decir paveando.
-Buenos días –dije con educación mientras hacia una leve reverencia.
-Ah... eh… buenos días… -El chico me miraba como si nunca hubiese visto a alguien con dinero y jabón.
-Mi nombre es Kikyo –le sonreí un poco mientras me le acercaba para apreciarle mejor- ¿Cuál es el tuyo?
-Len… Lender, estoy cuidando la nave en este momento.
-Veo que tienen dos transbordadores… tengo la intención de alquilar uno para poder expandir mi trabajo –Acaricio su mejilla con el dedo índice de la mano derecha- ¿Quieres alquilármela, Lender?
-Yo... no puedo, la capitana... –le costaba bastante poder continuar, por lo que me le quede mirando hasta que terminara-Ella es quien decide… -bajaba la mirada como si eso le causase mucha pena
-Bueno… el dinero no es problema, así que creo que ya estoy dentro –sonreí señalando mi equipaje-¿Puedes subir eso a la nave por mi? Es bastante pesado
-Por supuesto! –Dicho esto se levanto y comenzó a cargar con rapidez las cosas a la nave, para luego bajar quedándose detrás mío, mientras veíamos llegar a lo que debía ser la tripulación.
Luego de una breve charla con la capitana, y quedar en ridículo por haberme confundido de persona, Mei me acompaño al transbordador para observar su estado.
-Umm... no es la gran cosa si vamos al caso –mire a la mujer con calma- Una rebaja seria mas que aceptable
-Lo siento cariño, pero no rebajare ni una beri
-Vamos… un 20% no matara a nadie...
-20?!! Ni de coña!! Solo 5% -dijo haciéndose la ofendida, tenía un lenguaje corporal muy fácil de leer
-Bueno, entonces que sea el 30%
-30?.. Pero... no estas diciendolo en el sentido que debieras...
-Bueno, que sea el 40% entonces
-10% y es mi ultima oferta! –decía sin caer en el truco
-20% y quiero garantía por si no llegamos a los planetas que prometes
-15% con la garantía, y ya no subo mas
-Teniendo en cuenta que no hay otros compradores eso es una estafa…
-Somos estafadores profesionales, somos piratas, punto.
-Bien, como desees, pero quiero que ese chico que vino contigo limpie el transbordador cada semana, y después de cada trabajo
-Elf? Por eso tendrías que pagar más y todo
-Vamos… recorrí la nave un poco, veo que su servicio no es de primera –Sonreí mientras decía esto
-Sigue siendo un servicio… Bueno no importa, no le hará mal trabajar a ese. Trato hecho –luego de decir esto se retiro del transbordador dejándome sola allí.
-Veamos como termina todo esto… -Me decía a mi misma mientras salía del transbordador para recorrer la nave y conocer a la tripulación
Mei #6
El viaje hacía Atrios no fue demasiado movidito. Intentábamos pasar inadvertidos para la Alianza que casi nos pilla con la mercancía ilegal. Ja, ya quisiera yo haberles visto intentando dominar a la bestia que teníamos en la bodega de carga. Tam y Elf se turnaban para vigilarlo, que no mordiese demasiado las cuerdas y una apacible noche nos encontrásemos sus fauces demasiado cerca de nuestros rostros. Pese a eso, los camarotes se cerraban bien desde dentro cuando llegaba la hora de dormir. Drakar y Lender se encargaban de limpiar las cagadas del chucho y darle algo de comer, preferiblemente algo que no fuese ninguna parte del cuerpo humana…
Dos días después llegábamos al puerto en el lado oeste del mercado de Atrios, cansados, malhumorados y con ganas de librarnos del maldito animal. El perro, digo.
-Elf y Tam conmigo. Drakar, Lender, con el chucho. No pienso entregarlo hasta que no vea la pasta-bastantes sorpresitas de “mierda” había tenido ya con este trabajo.
-Nos ha llamado por nuestros nombres…debe de estar verdaderamente cabreada con este trabajo-susurró Tam, no sabía cuanta razón tenía.
Bajamos hasta las oficinas del intermediario que teníamos que ver, Chapman decía que se llamaba.
Nada más entrar nos recibieron en corro cinco matones armados y con cara de pocos amigos. Paletos. Uno de ellos gruñe algo.
-Venimos a ver a Chapman-contesto y vuelve a gruñir, seguro que con el chucho se entendería bien. Se hacen a un lado y nos dejan entrar en una pequeña sala. Tres de ellos nos siguen. Encontramos a Chapman sentado en una gran butaca. Pequeño, calvo, con un gran bigote que se perfilaba con el índice y pulgar de la mano izquierda mientras que con la derecha fumaba de una gran pipa. Menudo personajo.
-Así que esta es la gatita de Frank-dijo con una sonrisa asquerosa- Me han dicho que no me fie de tu apariencia aniñada.
-Soy buena en mi trabajo-contesté con una sonrisa que a Elf y Tam dejaron helados por lo inocente que parecía.
-Espero que mi … mercancía esté en buenas condiciones.
-Por eso no se preocupe, no se le ha caído ni un colmillo-y no sería por falta de ganas. El tipo aplaudió y se levantó de la butaca de piel. No levanta ni dos palmos del suelo, enano no es un eufemismo en su persona. Si casi es más grande el chucho que él. ¿Para qué lo querrá? ¿Lo usará de montura como si fuese un caballo? Ahogué una carcajada en una tos fingida.
-Bien bien,-me tiró una bolsa de créditos- su paga.
-Aquí hay menos de lo que se me prometió-dije solo sopesando la bolsa sin ni siquiera mirar dentro. El enano se quedó parado como si estuviese bromeando-No bromeo
-Veo que es cierto que es difícil engañarla, señorita
-Capitana-le corregí.
-Le daré el resto cuando vea la mercancía-Asentí.
-Drakar -llamé por el intercomunicador.- Tráelo.
La espera hasta que Lender llegó se produjo en un silencio incómodo y caras de pocos amigos. Yo mantenía un duelo de miradas con uno de los matones, estaba a punto de ganar, su sudor frío me decía que la vena de su frente estaba a punto de estallar. En ese momento llegó Drakar arrastrando a duras penas al chucho, o el chucho arrastrándolo a él, no se muy bien.
En cuanto el chucho vio a Chapman hizo algo que nos dejó de piedra a todos los que allí estábamos. Dio un ladrido la mar de…cuco, y se tumbó panza arriba ,con la lengua colgando y cuando Chapman le hizo cosquillas movió el rabo todo felicidad.
-Qué alegría, mi Godzilla ha vuelto por fin-y el chucho volvió a ladrar de esa manera que no le era nada propia.-El resto del dinero.
Me lanzó otra bolsa y me até las dos al cinturón tapándolas con la gabardina.
-Un placer trabajar para usted. Ya sabe donde localizarnos.-Y con breves saludos de cabeza nos fuimos de allí, dejando una estampa del todo insólita.
-De locos-espetó Tam cuando salimos.
Bromeábamos sobre lo ocurrido cuando llegamos a la nave. Y allí me encontré con una muchacha de larga cabellera morena,muy pulcramente vestida y un Lender babeando detrás.
-¿Lender?
-Imagino que usted es La Capitana de esta nave-saludó educadamente la muchacha. Yo alucinaba pepinillos.
-Aunque no lo parezca en realidad la Capitana es esta de aquí-corrigió Drakar, y es que ella se estaba dirigiendo a Tam que ya estaba por el suelo desternillándose de risa.
-Oh, mis más sinceras disculpas-se disculpó mientras se inclinaba-Este chico tan amable me ha dicho que podrían ofrecerme uno de sus transbordadores pero que tendría que hablar del pago con la Capitana. Realmente me sorprende que una chica tan joven sea la capitana de esta tripulación.
-Sí, bueno, jeje, verás-entonces caí-Un momento… ¿qué te alquile uno de los transbordadores?
El día terminó con un chucho menos y una pasajera más. Kikyo, una acompañante que no hace mucho ha salido de la academia y busca expandir horizontes. O eso dice ella. Me da lo mismo. El caso es que le he alquilado el transbordador por un precio altísimo pese al descuento del 15%, aunque en el trato Elf tendrá que limpiarle vez por semana, o cada vez que venga después de unos días de “trabajo”. No me parece mal el trato, gano algo de dinero por un trasto que apenas utilizamos y encima contamos con una acompañante, que siempre abre alguna que otra puerta.
Pues no, no ha sido improductivo el día, aunque habrá que limpiar las babas de más de uno si no queremos resbalar y rompernos la crisma.
Dos días después llegábamos al puerto en el lado oeste del mercado de Atrios, cansados, malhumorados y con ganas de librarnos del maldito animal. El perro, digo.
-Elf y Tam conmigo. Drakar, Lender, con el chucho. No pienso entregarlo hasta que no vea la pasta-bastantes sorpresitas de “mierda” había tenido ya con este trabajo.
-Nos ha llamado por nuestros nombres…debe de estar verdaderamente cabreada con este trabajo-susurró Tam, no sabía cuanta razón tenía.
Bajamos hasta las oficinas del intermediario que teníamos que ver, Chapman decía que se llamaba.
Nada más entrar nos recibieron en corro cinco matones armados y con cara de pocos amigos. Paletos. Uno de ellos gruñe algo.
-Venimos a ver a Chapman-contesto y vuelve a gruñir, seguro que con el chucho se entendería bien. Se hacen a un lado y nos dejan entrar en una pequeña sala. Tres de ellos nos siguen. Encontramos a Chapman sentado en una gran butaca. Pequeño, calvo, con un gran bigote que se perfilaba con el índice y pulgar de la mano izquierda mientras que con la derecha fumaba de una gran pipa. Menudo personajo.
-Así que esta es la gatita de Frank-dijo con una sonrisa asquerosa- Me han dicho que no me fie de tu apariencia aniñada.
-Soy buena en mi trabajo-contesté con una sonrisa que a Elf y Tam dejaron helados por lo inocente que parecía.
-Espero que mi … mercancía esté en buenas condiciones.
-Por eso no se preocupe, no se le ha caído ni un colmillo-y no sería por falta de ganas. El tipo aplaudió y se levantó de la butaca de piel. No levanta ni dos palmos del suelo, enano no es un eufemismo en su persona. Si casi es más grande el chucho que él. ¿Para qué lo querrá? ¿Lo usará de montura como si fuese un caballo? Ahogué una carcajada en una tos fingida.
-Bien bien,-me tiró una bolsa de créditos- su paga.
-Aquí hay menos de lo que se me prometió-dije solo sopesando la bolsa sin ni siquiera mirar dentro. El enano se quedó parado como si estuviese bromeando-No bromeo
-Veo que es cierto que es difícil engañarla, señorita
-Capitana-le corregí.
-Le daré el resto cuando vea la mercancía-Asentí.
-Drakar -llamé por el intercomunicador.- Tráelo.
La espera hasta que Lender llegó se produjo en un silencio incómodo y caras de pocos amigos. Yo mantenía un duelo de miradas con uno de los matones, estaba a punto de ganar, su sudor frío me decía que la vena de su frente estaba a punto de estallar. En ese momento llegó Drakar arrastrando a duras penas al chucho, o el chucho arrastrándolo a él, no se muy bien.
En cuanto el chucho vio a Chapman hizo algo que nos dejó de piedra a todos los que allí estábamos. Dio un ladrido la mar de…cuco, y se tumbó panza arriba ,con la lengua colgando y cuando Chapman le hizo cosquillas movió el rabo todo felicidad.
-Qué alegría, mi Godzilla ha vuelto por fin-y el chucho volvió a ladrar de esa manera que no le era nada propia.-El resto del dinero.
Me lanzó otra bolsa y me até las dos al cinturón tapándolas con la gabardina.
-Un placer trabajar para usted. Ya sabe donde localizarnos.-Y con breves saludos de cabeza nos fuimos de allí, dejando una estampa del todo insólita.
-De locos-espetó Tam cuando salimos.
Bromeábamos sobre lo ocurrido cuando llegamos a la nave. Y allí me encontré con una muchacha de larga cabellera morena,muy pulcramente vestida y un Lender babeando detrás.
-¿Lender?
-Imagino que usted es La Capitana de esta nave-saludó educadamente la muchacha. Yo alucinaba pepinillos.
-Aunque no lo parezca en realidad la Capitana es esta de aquí-corrigió Drakar, y es que ella se estaba dirigiendo a Tam que ya estaba por el suelo desternillándose de risa.
-Oh, mis más sinceras disculpas-se disculpó mientras se inclinaba-Este chico tan amable me ha dicho que podrían ofrecerme uno de sus transbordadores pero que tendría que hablar del pago con la Capitana. Realmente me sorprende que una chica tan joven sea la capitana de esta tripulación.
-Sí, bueno, jeje, verás-entonces caí-Un momento… ¿qué te alquile uno de los transbordadores?
El día terminó con un chucho menos y una pasajera más. Kikyo, una acompañante que no hace mucho ha salido de la academia y busca expandir horizontes. O eso dice ella. Me da lo mismo. El caso es que le he alquilado el transbordador por un precio altísimo pese al descuento del 15%, aunque en el trato Elf tendrá que limpiarle vez por semana, o cada vez que venga después de unos días de “trabajo”. No me parece mal el trato, gano algo de dinero por un trasto que apenas utilizamos y encima contamos con una acompañante, que siempre abre alguna que otra puerta.
Pues no, no ha sido improductivo el día, aunque habrá que limpiar las babas de más de uno si no queremos resbalar y rompernos la crisma.
lunes, 2 de noviembre de 2009
Tam #6
Salí corriendo entre preocupada y aguantándome la risa. Llegué al cuarto donde estaban los plomos y bajé el de la habitación de la capi. Luego volví atrás.
La puerta por dentro se abría mediante recoocimiento de huella dactilar o código (que sabía poca gente aparte de la capi, asi que si entrabas a curiosear y se te cerraba la puerta te jodías hasta que volviera Mei, cosa bastante chunga.) Igual por fuera. Así, sin electricidad, sólo nos quedaba el método manual. De camino agarré mi manivela con encaje de llave Allen.
-Lo oigo gruñir.-anunció Lender sonriente.
-Si no quieres oírlo comer muy de cerca, Lender, cállate.
-¿Capitana? ¿Para que es esto?-Elf sujetaba su escoba y su pala con desconfianza.
-En un rato lo verás, de momento déjalo por ahí.
-¿Nudo corredizo, capitana?- Drakar manipulaba unas cuerdas bastante tochas.
-Sí, servirá. Tam, prepárate.
Encajé la manivela en su sitio. Sí que se le oía gruñir, sí. Alejé el cuerpo lo máximo posible de la puerta y esperé la orden. Drakar preparó el lazo cerca de la puerta. No me habría gustado estar dónde él.
-Abre un poco.-giré. El mecanismo, aunque algo oxidado, funcionó. Las puertas se abrieron un palmo pequeñito. Un morro peludo y con dientes, muchos dientes, asomó, con la lengua colgando.
-Brrr. - Lender le apuntó casi inconscientemente con el arma.
-Lo queremos vivo, Lender, ni se te ocurra.
-Si se me acerca le disparo, que no tenemos ni botiquín.
Drakar tragó saliva y acercó la cuerda. Abrí un palmo más. Sus ojos amarillos nos miraron con rabia desde la habitación oscura. Estaba armando un jaleo de cuidado, gruñendo y ladrando y haciendo ruidos de perro.
-Ahora, abre otro palmo y cierra medio. Como le pasen los hombros la liamos. - me ordenó Mei.
Respiré hondo, abrí un palmo grande, el bicho sacó su cabezota e intentó avanzar, cambié la dirección del movimiento y cerré. El animal retrocedió entre quejidos cuando algo le apretó los hombros, viendo que no podía avanzar, y se escurrió hacia dentro otra vez: se me había escapado.
-Tzao gao, Baby, afina más.
-Joder, esta mierda no es un instrumento de precisión exactamente...
Por suerte el bicho era tonto y volvió a asomar el morro. O tenía mucha hambre. Prefería pensar lo primero. Llamándole como a un cachorrito y acercando peligrosamente el palo de la escoba a la puerta, consiguieron enfadarlo bastante: tocaba intentarlo otra vez.
Abre. Sale. ¡Cierra! El animal volvió a retroceder entre quejidos, pero esta vez la puerta le había pillado bien en el cuello y no pudo escaparse. De hecho, creo que lo había asfixiado un poco. Seguramente habría logrado salir al cabo de un rato, pero Drakar le puso la cuerda y tiró del nudo.
-Hala, la mascotita ya tiene correa.-comenté.- Pero sigue teniendo dientes.
Y vaya dientes.
La capitana cogió otra cuerda más fina, y repitió el truco de Drakar en el hocico. No era muy definitivo, pero bastó para que entre Lender y Elf le ataran rápidamente las patas delanteras juntas antes de que se soltara, sin que les diera unos cariñosos besitos con marca. El perro cayó de morros desprovisto de dos de sus patas. Sujetaron las cuerdas como pudieron enrollandalas y atándolas al mismo bicho.
Abrí un palmo más y se repitió lo que se pudo con las otras patas antes de que huyera. El animalico parecía una salchicha, ahí todo enrollado con cuerdas, removiéndose como un diablo. La boca la tenía libre, pero por suerte no podía ponerse en pie, y todos sujetaban un extremo de las cuerdas para tirar y desequilibrarlo.
-Qué divertido. ¿Lo nombramos deporta tradcional de la nave?-gruñó Lender estirando para que no se levantara.
-Vamos a la bodega.
Nunca el camino hasta la bodega se nos había hecho tan largo. Arrastrando nuestro fardo y evitando los jodidos colmillos, lo llevamos hasta un rincón. No teníamos nada decente para hacer de jaula, asi que atamos las cuerdas que llevaba a distintos puntos de las asas de las paredes dispuestas para sujetar carga.
-Creo que nos denunciarán por maltrato animal.-dijo Elf acabando de asegurar la suya.
-Si llegan a denunciarnos por eso, antes nos habrán caído ya varios puros.-comenté, mirando el trabajo.
-¿Podrías ayudar, no?
-Y tú podrías ducharte y no te lo digo, Lender, querido.
-Zorra.
-Capullo.
-Bocazas, Baby, meteos vuestros insultos por agujeros oscuros. Esto ya está. Tam, ve a dar la luz otra vez.
Corrí a obedecer y luego a la habitación, justo cuando ellos llegaban. Mei abrió la puerta y gruñó.
-Esto está hecho una mierda y llena de pelo.-dijo recogiendo la escoba y la pala.-Eeelf, ¿sabes ya para qué quería la escobaa?
-¡Pero si los castigados eran Drakar y Lender!
-Oh, cierto, perdona, la costumbre... Aquí tenéis vuestro nuevo "deporte tradicional"- con una enorme sonrisa la capitana empujó a los dos chicos dentro de su cuarto.- Hala, a currar. Yo me voy al puente de mando a leer un rato y mirar que no pase nada.
Elf y yo, prudentemente, ya habíamos desaparecido.
La puerta por dentro se abría mediante recoocimiento de huella dactilar o código (que sabía poca gente aparte de la capi, asi que si entrabas a curiosear y se te cerraba la puerta te jodías hasta que volviera Mei, cosa bastante chunga.) Igual por fuera. Así, sin electricidad, sólo nos quedaba el método manual. De camino agarré mi manivela con encaje de llave Allen.
-Lo oigo gruñir.-anunció Lender sonriente.
-Si no quieres oírlo comer muy de cerca, Lender, cállate.
-¿Capitana? ¿Para que es esto?-Elf sujetaba su escoba y su pala con desconfianza.
-En un rato lo verás, de momento déjalo por ahí.
-¿Nudo corredizo, capitana?- Drakar manipulaba unas cuerdas bastante tochas.
-Sí, servirá. Tam, prepárate.
Encajé la manivela en su sitio. Sí que se le oía gruñir, sí. Alejé el cuerpo lo máximo posible de la puerta y esperé la orden. Drakar preparó el lazo cerca de la puerta. No me habría gustado estar dónde él.
-Abre un poco.-giré. El mecanismo, aunque algo oxidado, funcionó. Las puertas se abrieron un palmo pequeñito. Un morro peludo y con dientes, muchos dientes, asomó, con la lengua colgando.
-Brrr. - Lender le apuntó casi inconscientemente con el arma.
-Lo queremos vivo, Lender, ni se te ocurra.
-Si se me acerca le disparo, que no tenemos ni botiquín.
Drakar tragó saliva y acercó la cuerda. Abrí un palmo más. Sus ojos amarillos nos miraron con rabia desde la habitación oscura. Estaba armando un jaleo de cuidado, gruñendo y ladrando y haciendo ruidos de perro.
-Ahora, abre otro palmo y cierra medio. Como le pasen los hombros la liamos. - me ordenó Mei.
Respiré hondo, abrí un palmo grande, el bicho sacó su cabezota e intentó avanzar, cambié la dirección del movimiento y cerré. El animal retrocedió entre quejidos cuando algo le apretó los hombros, viendo que no podía avanzar, y se escurrió hacia dentro otra vez: se me había escapado.
-Tzao gao, Baby, afina más.
-Joder, esta mierda no es un instrumento de precisión exactamente...
Por suerte el bicho era tonto y volvió a asomar el morro. O tenía mucha hambre. Prefería pensar lo primero. Llamándole como a un cachorrito y acercando peligrosamente el palo de la escoba a la puerta, consiguieron enfadarlo bastante: tocaba intentarlo otra vez.
Abre. Sale. ¡Cierra! El animal volvió a retroceder entre quejidos, pero esta vez la puerta le había pillado bien en el cuello y no pudo escaparse. De hecho, creo que lo había asfixiado un poco. Seguramente habría logrado salir al cabo de un rato, pero Drakar le puso la cuerda y tiró del nudo.
-Hala, la mascotita ya tiene correa.-comenté.- Pero sigue teniendo dientes.
Y vaya dientes.
La capitana cogió otra cuerda más fina, y repitió el truco de Drakar en el hocico. No era muy definitivo, pero bastó para que entre Lender y Elf le ataran rápidamente las patas delanteras juntas antes de que se soltara, sin que les diera unos cariñosos besitos con marca. El perro cayó de morros desprovisto de dos de sus patas. Sujetaron las cuerdas como pudieron enrollandalas y atándolas al mismo bicho.
Abrí un palmo más y se repitió lo que se pudo con las otras patas antes de que huyera. El animalico parecía una salchicha, ahí todo enrollado con cuerdas, removiéndose como un diablo. La boca la tenía libre, pero por suerte no podía ponerse en pie, y todos sujetaban un extremo de las cuerdas para tirar y desequilibrarlo.
-Qué divertido. ¿Lo nombramos deporta tradcional de la nave?-gruñó Lender estirando para que no se levantara.
-Vamos a la bodega.
Nunca el camino hasta la bodega se nos había hecho tan largo. Arrastrando nuestro fardo y evitando los jodidos colmillos, lo llevamos hasta un rincón. No teníamos nada decente para hacer de jaula, asi que atamos las cuerdas que llevaba a distintos puntos de las asas de las paredes dispuestas para sujetar carga.
-Creo que nos denunciarán por maltrato animal.-dijo Elf acabando de asegurar la suya.
-Si llegan a denunciarnos por eso, antes nos habrán caído ya varios puros.-comenté, mirando el trabajo.
-¿Podrías ayudar, no?
-Y tú podrías ducharte y no te lo digo, Lender, querido.
-Zorra.
-Capullo.
-Bocazas, Baby, meteos vuestros insultos por agujeros oscuros. Esto ya está. Tam, ve a dar la luz otra vez.
Corrí a obedecer y luego a la habitación, justo cuando ellos llegaban. Mei abrió la puerta y gruñó.
-Esto está hecho una mierda y llena de pelo.-dijo recogiendo la escoba y la pala.-Eeelf, ¿sabes ya para qué quería la escobaa?
-¡Pero si los castigados eran Drakar y Lender!
-Oh, cierto, perdona, la costumbre... Aquí tenéis vuestro nuevo "deporte tradicional"- con una enorme sonrisa la capitana empujó a los dos chicos dentro de su cuarto.- Hala, a currar. Yo me voy al puente de mando a leer un rato y mirar que no pase nada.
Elf y yo, prudentemente, ya habíamos desaparecido.
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