jueves, 31 de diciembre de 2009

31 de Diciembre

ATENCION: ME VOY A SALTAR LA LINEA CRONOLÓGICA CON TODA LA CARA. EL SIGUIENTE QUE SIGA DESPUÉS DEL DE ELF. POST A INSERTAR EN ALGÚN FUTURO.

TAM
¡Toc toc toc! -¡Tam!
¡Toc toc toc! -¡Tam!
¡Toc toc toc! -¡Tam!

Levanté la cabeza adormilada. Alguien aporreaba la puerta de mi cuarto a una hora indecente. No sé, como antes de las 11.
¡Toc toc toc! -¡Tam!
Resoplé y abrí. Nuestra acompañante, perfectamente vestida, maquillada y peinada me miró de arriba abajo: mi mugriento pijama, los pelos de loca, la cara de sueño.

-¿Te has planteado desmaquillarte antes de dormir?-comentó, como de pasada.
-Tenía sueño. Y ahora también. ¿Se puede saber qué quieres?
-¿No me invitas a pasar? Es un poco grosero hacer esperar a alguien en la puerta.

Entré, resoplando otra vez, y me tiré a la cama con un bostezo de leona. Kikyo se sentó finamente en el borde.

-¿Y bien?- la miré. Me caía bien, pero tengo mal despertar.
-Por si no te acuerdas en medio de tus frecuentes borracheras y siestas de estos días, mujer, hoy es el último día del año.
-Cierto. – me estiré.-Habrá que emborracharse otra vez.
-Estaba pensando en hacer algo diferente. Algo más… Glamouroso. No sé si me entiendes.
-Quizás yo no sea mucho de eso, pero se lo que significa.-fruncí el ceño.-¿Glamour? ¿Con nosotros? ¿Estás segura?
-La verdad es que no mucho. Por eso necesito tu ayuda. No podía maquinar esto sola.
-Me honras pero, ¿no podías empezar a maquinarlo después de comer?
-Por supuesto que no. Hay muchas cosa por hacer. Dúchate, vistete o ponte la ropa por encima del pijama, o lo que sea que hagas por las mañanas, y vamos.

Salió, y me dejó mirando la puerta con cara de tonta. Pero en realidad… podía ser divertido. Muchas posibles escenas pasaron por mi mente y sonreí, malvada; luego corrí a ducharme y vestirme.

Un rato después Kikyo me esperaba en cubierta. Íbamos a bajar a tierra: estábamos atracados en una pequeña ciudad, con poca seguridad y pocos problemas, pero gran fama por sus fiestas, bailes, tiendas, bares, y todo lo que quisieras de ese estilo. Ideal.

-¿Dónde vamos primero?
-Primero, las entradas. Somos seis. Ya se donde vamos a ir.
-Qué miedo.
La seguí por la ciudad, caminando y mirando de reojo los elegantes vestidos de los escaparates. ¿En serio?

Entramos en el lujosos vestíbulo de un hotel, con alfombra roja. Un recepcionista trajeado nos miró arqueando las cejas, hasta que reconoció a la acompañante.
-¡Señorita Kikyo! ¡Cuánto tiempo! ¿He de avisar a alguien?
-No, gracias, no se moleste, Tommy. Vengo a apuntarme en la lista para la celebración de esta noche.
-Qué honor que nos honre con su presencia… y dígame, ¿vendrá sola?-me miró de arriba abajo. Yo puse los ojos en blanco. Empezaba a estar harta de aquellas miraditas.
-No, apúnteme a mí y cinco amigos.
-¿Está segura, señorita? Usted sabe que el jefe… em…
-¿Duda de mí, Tom?-Kikyo lo miró amenazadora y arrogante. El hombre tragó saliva.
-No, por supuesto, protocolo, ya sabe, em…
Nos fuimos mientras el hombre se deshacía en disculpas.
-¿No pagamos?
-Hay sitios donde una acompañante no necesita pagar, joven padawan.
-Pues vaya jeta.
-Ahora toca una parte divertida: la ropa. Y para ti también.
Esta vez, la que tragó saliva fui yo.

KIKYO

Me lleve a Tam casi arrastrandola hacia una tienda de ropa que lucia varios modelos con volados en la vidriera, solo le faltaban luces y eran un anuncio de navidad andante, aunque yo tenia otros planes para Tam

-Estas segura que es aquí? No veo nada que pueda ponerme estando sobria…
-Ambas sabemos que no duraras mucho asi esta noche, ni yo tampoco- Dije sonriendo un poco mientras iba con la dueña del lugar
-Oh, señorita Kikyo, ha venido para al fiesta de fin de año, tengo varios modelos para que elija
-Yo no llevare ninguno, tengo uno ya preparado hace unos dias, la que va a comprar es ella-dije con una sonrisa mientras colocaba las manos sobre los hombros de Tam
-Ella? –La mujer miro a Tam con una mirada que queria decir “Jamas me atreveria a ponerle un vestido a una chica que parece que hace su comida con aceite de motor”
-Si, no veo que tenga nada de malo, ahora ve y traeme el vestido que me ofreciste hace dos años, tu sabes, ese azul

Dicho esto, la mujer se retira a la bodega.
-No ira a tener volados no? –Pregunta observando un vestido que se encontraba en vidriera, lleno de decoraciones y particularmente horrible.
-Bueno, eso no lo sabrás hasta que vuelva no?
En eso me dirijo hacia una zona que tenia los trajes para hombres, agarrando uno blanco, uno negro y uno marrón, todos bastantes sencillos
-Crees que todos tengan corbata?
-Um…. Como tener supongo que tienen pero lo que es buen estado… y ganas de usarla…
-Bah, no importa, ya nos encargaremos en el momento, además supongo que cuando sepan que hay comida gratis, bebida gratis, y varias mujeres faciles aceptaran ir –digo mientras agarro una camisa rojo oscuro, otra blanca y otra azul oscuro- Me pregunto si sabran combinarlo por si solos..
-Oh vamos, se que no hace mucho que estas en la nave pero puedes imaginar la respuesta fácilmente… NO
-De acuerdo… de acuerdo... –finalmente agarro los pantalones para que hagan juego y coloco todo con suavidad en el escritorio de la tienda,

-Aquí esta señorita Kikyo –Finalmente la empleada llego con un hermoso vetido azul Andalita, el cual se notaba quedaria bastante ajustado para Tam, no lo suficiente para ahogarla, pero si lo suficiente para que muestre todo lo que tiene.

Tam observaba el vestido con la boca abierta, al parecer agradecida de que no tuviese ninguna decoración rara, pero aterrada por pensar como le luciria

-Tambien traje este –comentó la mujer mostrando uno bastante parecido, solo que algo mas suelto y de color lila oscuro
-Ese estara bien, llevarte los dos
-Esperas que Mei se ponga… ¿eso?
-Mei sera muchas cosas, pero tambien es humana, le gustan las fiestas en las que no tiene que pagar, y si tiene que vestirse asi, lo soportara igual
-Bueno terminamos con esto –dije dejando dejando una bolsa de dinero en el mostrador, sabiendo exactamente cuanto iba a costar todo

La mujer llama a unos hombres que cargan todas las bolsas y acompañan a las mujeres a la nave, mientras Tam se preguntaba si era muy tarde para zafarse de esta

TAM
Volvimos a las naves cargadas de bolsas. Kikyo no había reparado demasiado en gastos, pagando con su tarjeta Visa Mercurio interplanetaria. Su respusta fue que “ya se lo cobraría” Allá ella.

Lender nos vio entrar.
-¿Qué llevais? ¿Regalos?
-Algo así, Lender, algo así. – le contesté.- Tranquilo, los verás pronto.
-Y más que eso. –mumuró Kikyo. Las dos nos reímos y Lender nos miró como si estuviéramos locas.
-Espéranos aquí en cubierta, vamos a llamar a los otros.

Al mirar el grupo que era nuestra tripulación me reasaltó la duda de si lo que pretendía Kikyo era posible. La acompañante empezó a hablar melosamente, suplicante o burlona cuando hacía falta, mencionando chicas, bebida, comida, gratuitidad y lo que hiciera falta. Las caras de mis amigos eran dignas de verse, pero nadia le llevó la contraria directamente. Encantos de acompañante, quien los pillara.

-En resumen, nos vamos de fiesta.-sonrió.-Y para empezar quiero que todos ustedes se den una buena ducha y se laven el pelo; luego mi asistente y yo les atenderemos camarote por camarote.
-Dos por uno, fiesta.-se burló Elf.
-Otra gilipollez así y te los cortó, Elfito.-amenacé.
-¿Tú y cuantas más?
-Niños!-la voz de kikyo restalló.-Nada de groserías. No quieren verme enfadada. Vamos, a las duchas por turnos.

Increíblemente, obedecieron. Yo ya me había duchado, así que sería la última en cambiarme. Fuimos dejando bolsas por cada habitación. Y fuimos oyendo exclamaciones de incredulidad.

-Primero los chicos. Vamos allá.- dijo Kikyo después de tomarnos un té en su lanzadera.

Encontramos a Drakar ya vestido, con la camisa por fuera y mirando la corbata sin entender nada. Kikyo se la arrebató y en un momento tenía hecho un precioso nudo. Le había tocado el traje marrón, con una camisa rojo oscuro/granate.

-Ponte la camisa por dentro.
-Pero…
-¡Vamos!
-La americana aquí en la silla hasta que te la pongas, que no se te arrugue. ¡No te estires la corbata, que se te estropea el nudo!

Mientras kikyo ladraba órdenes, me llené las manos de gomina y procedía a peinarlo un poco. Al acabar, Drakar no parecía nuestro francotirador favorito.

-Vaya, quizás puede funcionar.-dije sorprendida mientras lo miraba.
-Por supuesto. Es idea mía. Hecho, vamos a por el siguiente. Síguenos, Drakar, serás nuestro modelo.

Arrastrando un reticente Drakar, fuimos a por Lender. Más de lo mismo, con un traje negro y camisa blanca, muy clásico. Luego Elf, la joya de la corona en cuanto a chicos: Kikyo, sospecho que malvadamente, había elegido un traje blanco y una camisa azul marino. La cara de Elf al verlo fue un poema. Una vez vestido, partecía un rico ranchero tejano [Nota: recordad, creo que era algo así, a Nathan Ford en Leverage cuando hace de sureño propietario de caballos en un capítulo con un traje claro xD].

-¿Pero por que yo blanco?
-Eres el único con suficiente elegancia para llevarlo, Elfangor.-le aseguró Kikyo melosamente.
-Peroooo no quierooo….
-No seas niño.-le preprendió. De alguna manera logró que Elf se callara poniendo cara de enfado.
-¿Corbata?
-Yo no tengo de eso. Y no me gustan. Prefiero ir así.-Elf se miró y se desabrochó el primer botón de la camisa.-Mejor.-gruñó.

Kikyo puso los ojos en blanco, pero le dejó hacer, colocandole otra vez el pelo castaño medio largo. Luego observamos a nuestros tres chicos arreglados y oliendo a colonia.

-¡Perfecto!
-Impresionante.-admití.
-Vamos a por Mei, será duro.
Nos plantamos todos delante de su puerta.
-No quiero salir.
-Vamos, capitana, nosotros llevamos corbata, ¿entiendes? ¡Corbata! – le gritó Lender a través de la puerta. Tras ruegos, súplicas y múltiples razones abrió la puerta de golpe.
-Que conste que solo voy por que es gratis y habrá alcohol.-gruñó.
-Wow.-dije. Los chicos miraron con los ojos muy abiertos. Elf silbó, bajito, parando ante una mirada de odio de Mei.

El vestido lila la hacía parecer otra, junto al pelo peinado y brillante. Kikyo dio unas palmaditas y sacó su estuche de maquillaje.

-Tam, a cambiarte y luego vienes. Chicos, espérennos abajo. Mei, ven acá, vamos a acabar esto.

Fui a mi habitación corriendo. Revisé que no tuviera manchas de aceite en las manos, me quité el maquillaje negro de los ojos y, con miedo. me puse el vestido azul que Kikyo me había elegido. También malvadamente, pensé al mirarme: no solía llevar cosas tan ajustadas y se me hacía rarísimo. Me tambaleé un poco con el pequeño tacón de las sandalias. Caminé con cuidado a donde estaban las otras chicas, con algo de vergüenza. Kikyo puso la misma felicidad que al ver a Mei y acto seguido me maquilló en un minuto en tonos azul oscuro y negro.

-Guapísimas, chicas, como dos verdaderas acompañantes. –Mientras tanto ella ya se había puesto uno de sus lujosos vestidos, de un gris plateado no demasiado brillante para no pasarse de hoertera pero que llamaba la atención, sandalias negras con altísimo tacón y chal negro. Deslumbrante.- Vamos con nuestros chicos.

-Ahora entiendo por que no querías salir, capitana.-susurré y me escondí detrás de las dos. Estaba muerta de vergüenza.
-¿Esa es nuestra mecánico? ¿No va muy limpia?-Lender fue el primer en vernos y llamar la atención de los otros.
-Calla, capullo.-enrojecí.
-Uou, ¿seguro que no vamos a tener que habilitar la otra lanzadera para más pijas acompañantes?-se burló Elf, mirándonos a las tres. Drakar pasaba los ojos de una a otra, muy abiertos, sin atreverse a decir nada viendo la cara de Mei y la mía. Kikyo solo sonreía, en su elemento al sentirse blanco de las miradas.
-Bueno, bueno, chicos. La fiesta nos espera.

KIKYO
Conduje a mi manada de lobos disfrazados de lindas ovejitas a la fiesta. Mei y Tam se defendían bastante bien con los tacones. Elf ahora parecía totalmente a gusto, con una sonrisa sobrada y las manos en los bolsillos de su traje blanco.

Al entrar, todos miraron con asombro alrededor, aunque disimularon bastante bien. Gente rica con vestidos que valían como todos los nuestros juntos, comida en un delicioso pica pica, muchas copas de champagne dorado y burbujeante. Tomé una al pasar un camarero y les sonreí.
-Sírvanse, chicos. Voy a saludar.

Me alejé, un poco por saludar un poco por dejarles solos. A ver qué tal se comportaban. Mientras hablaba los miré moverse hacia la mesa. Ya casi parecían totalmente en su ambiente.

LENDER
-¡Joder, cuanta comida!-empecé a picar de todo lo que encontraba.
-¿Esto qué es?-Tam arrugó la nariz frente a una pasta de bolitas negras.
-Yo que se, tu come.-atrapé al vuelo dos copas de champañ y le alargué una a la capitana.-Señorita.-parpadeé inocentemente, pero casi me mata con los ojos, y Tam casi muere atragantada de la risa.
-No está mal, me gusta el material.-Elf miraba a la gente mientras se bebía un whisky, que no sabía de donde había sacado tan pronto.
-¿Estás calculando el dinero que tienen o mirando a las tías buenas?-le preguntó Drakar con la boca llena.
-Las dos cosas, solo faltaría.
-Elf es un buuitree- canturreé, y esquivé su colleja.
-¿Cuánto creéis que valdrán estas bandejas?-Mei miraba las bandejas de plata.
-¡Deja el trabajo por una vez, capi! Come, bebe, emborrachate y mira a chicos guapos, que estamos de fiesta- protestó Tam.-Además, eso no cabe en el bolso, tendremos que llevarnos cubiertos.
-Cuanta razón tienes, Tam.
-Casi pareces más lista ahora que eres pija. ¡Y casi pareces mujer!
-Que tu no tengas ojos y me confundieras con un chico la primera vez no es mi culpa.
-Claro que no, machote.
-Sois como niños.-Elf puso los ojos en blanco, todo mayor él.
-Aburriiiido.
-Sí, aburriElf totalmente.

KIKYO
Volví al cabo de un buen rato. Se habían apoderado de la barra y de una buena bandeja de comida.
-¡Kikyoooo la mejor acompañante del universooo!-Me gritó Tam mientras me acercaba.
-Uy uy, alguien no va sobrio ya, ¿eh?
-¿Es que lo está alguien?-intervino Drakar.-De hecho, creo que tú, acompañante. ¡Vamos, sírvete!
-¿Sabes, Kikyo? Tenías razón, realmente soy el único con elegancia para llevar este traje…-Elf se pavoneaba mirándose a él mismo.-¡Suit up!
-Cierto, todos borrachos. Tendré que igualarlos.-acabé mi Baileys y me bebí un ron de golpe, para ir subiendo el ritmo.-¡Vamos allá!

TAM
Un buen rato después, todos estábamos igual de cocidos.

-¿Cantamos, cantamos, cantamos algo?-tartamudeó Lender.- “Si en una noche oscura en un bazar…”
-¡Ho ho ho y una botella de ron!- lo interrumpió Mei.
-Chicos, os están mirando, dejad de llamar la atención.-gritó Drakar agitando los brazos. Ahora si que nos mirarían, seguro.
-Me voy a cazar a gente más interesante. Disculpadme.-Elf se alejó consiguiendo no tambalearse demasiado.
-Buitreee.-le grité
-Al menos no te ha buitreado a ti.-bromeó Lender.
-Naah, solo tiene ojos para M… ¡Auch! ¡Capitana! ¡Eso ha dolido!.-protesté y me froté la cabeza. Los otros se descojonaban.
-Vuelve a insinuar algo y verás lo que…

-Hola.-un chico extraño nos interrumpió y se dirigió a la capitana.-Me preguntaba si, ¿queires bailar?- Era muy guapo, rubio, tal y como le gustaban a Mei, y todos la pudimos ver sonrojarse. Nuestra fiera capitana, capaz de matar sin pestañear y maldecir como un buen pirata, sonrojándose. Qué bonito.

-Claro que quiere.- replicó Kikyo, empujándola a los brazos del pretendiente, que se la llevó sonriendo mientras elal balbuceaba. Empezaba a sonar una canción lenta y ver como el chico la cogía dirigiendo el baile nos hizo reírnos aún más.

-Esp… espero que no le pegue.-dije entre risas.
-Ay ay, tan valiente con las peleas y tan poco con los chicos.-Kikyo agitó la cabeza.- Tengo tanto que enseñarles, chicas.
-¿Podré escuchar?.- Lender.
-No. Ni acercarte.
-Owww.
-Mirad allí.
-¡Casi las 12! ¡Coged las uvas!
-¿De donde decís que es esta tradición?
-Un planeta lejano, de habitantes un poco bestias…

Elf volvió corriendo.

-Mierda, ya casi la tenía.
-Ya casi tenías una bofetada.
-Envidia.
-Bueno, Mei está…
¡PLAS!
-Hablando de bofetadas.-una enfadada Mei venía hacía nosotros hecha un torbellino lila, y detrás el rubio se frotaba una mejilla.
-¡Me ha dicho que las mujeres no sabemos de naves espaciales!-dijo hecha una furia.
-¿Puedo pegarle yo también?-pedí.
-Chicas, chicas, las uvas.-empezaron las campanadas.

1…¡uva!
2…¡uva!
3…¡uva! Lender empezó a toser, pero logró tragar sin morirse.
4…¡uva! Elf lamió la uva y le sonrió a una chica, que hizo un gesto que no sabía que conocína y usaban las chicas finas.
5…¡uva! Empecé a parecer un hamster e hice un esfuerzo por tragar.
6…¡uva!
7…¡uva! Sospecho que Mei no estaba masticando, con aquella velocidad.
8…¡uva!
9…¡uva! Kikyo era delicada hasta ese gran momento de estrés
10…¡uva!
11…¡uva! Drakar comía uva, bebía ron, comía uva, a velocidad de vértigo
12…¡uva!

Todos coreamos el mismo grito, Lender soplando un matasuegras después, Elf con un gorrito rojo y ridículo, Drakar y yo levantado las copas, Mei y Kikyo abrazándose, pero todos diciendo lo mismo:

¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!!

Y con esto empatamos de posts al 2009.
By Kikyo & Tam

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Elfangor #7

Así que me tocaba hacer de canguro...

Ja.

Al final bajamos Tam, Drakar y yo. Lender no iba a dejar los mandos de la nave, nuestra nueva adquisición era demasiado... a tomar viento la educación, demasiado pija como para ir a comprar algo que no fuera perfumes y Mei... era más vaga que pa que, así que tampoco iba a acompañarnos.

Tras aterrizar la lanzadera y salir al exterior, corté la lista en dos partes, y le di una a Drakar.
-Ale, tú te encargas de comprar las piezas que ha pedido Lender. Y pilla también algún rifle de francotirador, o alguna arma de esas. Tú sabrás, eres el que sabe de armas. Pero nada de cañones, armas de mano. Tam, tu ve a por lo que necesites, que ya tendrás bastante con eso. Yo iré a por el resto, comida y chucherías.
- ¿No teniamos que ir juntos...? - empezó a preguntar Drakar.
- No me pagan para hacer de niñera.
- En realidad casi no nos pagan para nada- se quejó Tam.
- Exacto, ale, a cascarla. Y más os vale regatear tanto como podáis, que no estamos para tirar el dinero- dicho esto, me fui, mientras pensaba para mí mismo "con esta mierda de trabajos nunca conseguiré recuperar lo que me birló la zorra esta, dita sea".

Me fui paseando un poco, mirando precios por aquí y por allá. No es que hubiera mucho de nada, habiamos ido a un mercado apartado y con poca Alianza correteando, por si las moscas.

Localicé una armería. El tío al que le mangué la pistola (y la chaqueta, que molaba un rato) no llevaba mucha munición encima, tendría que procurarme un poco.

Iba a ser delicado. Desde que cabreé a un tipo de la Alianza que me revocaron mi permiso de armas.
Quizá no había sido buena idea tirarme a su hija. ¿Como iba yo a saber que lo era?
Bueno, en realidad sí lo sabía, precisamente por eso me la ligué.
Lo que quizá no fuera tan buena idea fue convencerla de hacerlo en la cama de su padre.
Aún así me parece que el tipo exageró. Que irascible es la gente.

- Buenassss. A ver... ¿tiene munición para esta pistola?- le pregunté al dependiente, sacando la pistola y poniéndola sobre la mesa.
- Seh. ¿Tienes el permiso de armas?- me dijo él. Demonios. Pero estaba preparado.
- Claro- dije, sin inmutarme, poniendo la mano en el bolsillo trasero de los pantalones. Abrí los ojos. Me busqué en el otro bolsillo. Luego en el resto, en la chaqueta, etc-. Mierda, me lo he dejado en la nave- dije, desconsolado. El dependiente levantó una ceja. Desconfianza, ya me lo esperaba. Cogí la pistola y la enfundé-. Bueno, que se le va a hacer. ¿Cónoce alguna buena armería cerca de la Zona C? Tengo la nave por ahí, sólo estoy de paso en este mercado.

Antes de bajar había mirado un mapa del planeta. La Zona C y ese mercado estaban bastante alejados el uno del otro. No lo suficiente como para que no fuera posible estar de paso, pero sí como fuera a hacer de nuevo el viaje sólo para comprar un poco de munición.

El dependiente también lo sabía. Y le gustaba el dinero.

- Nah, no hace falta, le veo cara de honrado- ¡JA!

Con el bolsillo lleno de balas para la pistola, me dispuse a hacer el resto de encargos. Comida y esas cosas. Fui haciendo viajes, cargando las cajas en la lanzadera. Podría haber dicho que nos lo llevaran, pero eso habría costado dinero.

Una vez terminados los encargos, situé una silla delante de la lanzadera y me apalanqué a observar el paisaje. AKA las tías que pasaran.

Vamos, como si no mirara nada. Mierda de sitio.

Tan tranquilo estaba yo esperando que volvieran, cuando de repente, de un par de calles de distancia, se oyó una explosión y se levantó una columna de humo. Me quité las gafas de sol que me había comprado por lo "cool" que me hacían parecer, y murmuré "oh, vamos, no me jodas que son..."

Realmente esperaba que no lo fueran, pero por si acaso metí la silla dentro de la lanzadera, fui a la cabina y empecé a calentar motores.