sábado, 28 de marzo de 2009

Drakar #4

Aquella nave tenía más cajas de las que podía haber visto en toda mi vida. Una nave de carga de la que teníamos que recoger "algo" llena de un montón de "algos" en un planeta llena de otro "algo" nada agradable...

-Me cago en... -empecé a decir.
-Hazlo si quieres. No notaremos el cambio -contestó Elf.
-Al menos la nave está limpia -comentó Tam.
En ese momento todos recorrimos con la mirada la nave, en la que no eramos capaces de distinguir el color del suelo gracias a la fina capa de... lo que fuera.
-Bueno... más limpia que el exterior -añadió.

Basta ya de cháchara -dijo la capitana-. Ya estais abriendo todas esas cajas a ver lo que hay dentro y veremos qué cosas importantes hay para llevarnoslas.
-¿Todas? ¿tú te das cuenta de cuantas hay? -se quejó Tam pegandole una patada a una de las cajas, que comenzó a gruñir y moverse con violencia.
Todos nos quedamos en silencio mientras la caja se sacudía cada vez con más violencia hasta que uno de los lados cayó dejando ver un animal parecido a un perro del tamaño de una moto que saltó justo a tiempo para recibir un certero disparo de la capitana en el aire.
-Bueno, ya hay una abierta. Abridlas todas.
Nos miramos mientras desenfundábamos las armas para disponernos a abrir las cajas cuando Lender llamó a Mei.

-Capi, hay un problema -dijo con voz preocupada.
-¿Qué ocurre?
-La alianza. Un montón de naves de la alianza.
Mei abrió la boca para responder cuando se apagaron todas las luces de aquella nave.
-Vaya mierda de nave -me quejé.
-Vaya mierda de planeta -dijo Tam.
-Vaya mierda de trabajo -dijo Elf.

jueves, 26 de marzo de 2009

Elfangor #5

Tras días y días y días... y días y días y días... y quizá algunos días más, de aburrimiento, por fin tenemos un trabajo. ¿Y qué es lo que sale? Un trabajo de MIERDA. Y esta expresión es un jodido eufemismo. Un trabajo en un estercolero. Y no me refiero a uno de esos barrios bajos llenos de la escoria de la sociedad, no... ¡a un jodido estercolero! ¡Lleno de mierda! ¡Mierda pura! ¡Excrementos, caca, guano, boñiga, heces, defecaciones, pura mierda! Mieeeeeeeeeeeeeerda. ¿He dicho ya mierda? Mierda.

Tenemos que atravesar un océano de mierda, hasta llegar a una nave estrellada(su puta madre, ¿a quién se le ocurre estrellarse ahí? ¡Estréllate contra una jodida montaña, ostias! Morir es mejor que aterrizar en mierda, digo yo), porque la señorita capitana no quiere que se le ensucie la nave. Nos ha salido delicada la jodía. Aunque en parte mejor, seguramente me tocaría a mi limpiarle los bajos a la carcasa esa.

- Ey, tú- le digo a Lender-. ¿Me prestas unos pantalones?
- ¿Por? ¿No tienes?
- Sí, pero no quiero tener que meterlos "ahí".
- Que te den.
- Ey, ¿por qué te quejas? Tú eres el capullo que va a quedarse aquí vigilando la nave.
- Ah, haber aprendido a pilotar.
- Sé pilotar.
- Hacer que la capitana casi se rompa la crisma y casi estrellar la nave no es saber pilotar.
- Te lo ha contado, ¿eh? No, en serio, los pantalones...
- Te jodes.
- Esta te la guardo.

Total, que nos bajamos de la nave. Mierda hasta las rodillas. Me cago en...

- Despega mi nave ahora mismo y mantente en orbita y alerta por si te necesitamos,no quiero que mi nave pase en este planeta ni un segundo mas del necesario- le dice Mei a Lender por el intercomunicador. La nave se aleja. Y se aleja. Y se aleja. Hijo de, se ha puesto en órbita de verdad, este va a tardar media hora en venirnos a buscar. Como haya algún problema... Bueno, siempre puedo usar a esta peña de escudos.
- ... Oye, ¿y por que no íbamos con la nave hasta la lanzadera estrellada, y bajábamos con cuerdas? Al menos no tendriamos que andar hasta allí.
- ... ¿No podrías haberlo dicho antes?
- ... En realidad, me apetecía verte rodeada de mierda- respondo, con una sonrisa.
- ¡Serás...!- Mei se acerca a mí, pero entre Tam y Drakar la sujetan.
- Espera capitana, mejor no hagas movimientos bruscos, a ver si vas a resbalar y caer de morros en... esto- dice Drakar.
- Oh, vamos, no se lo digas, es lo que estaba esperando.
- Grmf, está bien, mejor será que vayamos tirando antes de que muramos asfixiados- concluye Mei, girándose y empezando a andar.
- Oh, y vendimos las cuerdas para comprar comida, así que tampoco podríamos haberlo hecho.
- ¡Que te calles y andes!

Un poco más animado, empecé a andar detrás de ellos. Prefería no perder de vista a Drakar. Puede que ya no le tuvieramos encerrado, pero seguía sin fiarme un pelo de él. El viaje se nos hace largo, así que ocurre lo que tiene que ocurrir...

- Este trabajo me HUELE MAL...- comenta Tam.
- Sep, nada bueno puede venir de un MIERDAS como Frank- siguió Drakar.
- Cierto, siempre acabamos PRINGADOS con sus trabajos- continuo.

Mei se gira de repente y me apunta con su pistola. ¿Por qué a mí y a no a los otros dos? Esto me parece injusto.

- ¡Que os calléis de una maldita vez! ¡U os mataré y dejaré vuestros cadáveres aquí! No creo que nadie venga a buscaros.
- Mejor espera a que hayamos vaciado la lanzadera. Te costará hacerlo sola. Mira, ya hemos llegado- digo, señalando tras de ella.
- ¿Qué? ¡Oh, perfecto! A ver si acabamos ya con esto- enfunda el arma y se pone a andar con renovadas energías. Salpicando a su alrededor. Argh.

- ¿Crees que lo habría hecho?- me pregunta Tam.
- ¿El qué? ¿Matarnos? Probablemente- contesto, encogiéndome de hombros-. Tú procura distraerla con algo que despierte su avaricia, y se olvidará.
- ¿Funciona?
- El 100% de las veces que lo he intentado.
- ¿Cuantas veces lo has intentado?
- ¿Contando esta? Una.
- Estás loco.
- Dijo la que está caminando por un mar de mierda.

Conversaciones estúpidas para olvidar que paseábamos por eso que no llamaré ni sitio. Porque era el jodido infierno. El infierno de la peste. Por fin llegamos al lado de la lanzadera.

- ¿Y cómo la abrimos?- pregunta Drakar- ¿Le damos con el soplete?
- ¿En un mar de putrefacción? Se inflamaría el metano y moriríamos todos fijo- contesto.
- No sé yo...- murmura Mei- Pero mejor no comprobarlo. Trae la palanca.
- ¡Ey!- nos avisa Tam- Que la puerta está abierta.
- ... Tendrían prisa por salir de aquí los pilotos- comenta Drakar.
- Oh, vaya, me pregunto por qué. En fin, que tenemos que coger.
- No sé, Frank no me lo ha dicho. Entremos a ver que hay en la bodega.
- Esperemos que algo pequeño. Sin la mula, no sé como nos lo llevaremos todo si hay cajas pesadas...

Dicho esto, nos introducimos en la nave. Con la puerta abierta, el pestazo se había metido dentro, así que ni ahí podriamos quitarnos las máscaras. Me fui para un lado, hasta que encontré el cuadro de comandos de la bodega. Encendí las luces.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Lender #4

Los demas, bajaron de la nave en cuanto la puse poner en una zona suficiemente limpia... Lo cual queria decir que estaba total y absolutamente llena de mierda. Un planeta vertedero, es mas, un planeta abono, como los llaman ahora, planetas demasiado pequeños y sin suficientes recursos como para ser rentable la vida humana, por lo cual mandan a pobres ilusos a trabajar todo un planeta, abonandolo con... bueno, con mierda pura.

- Y luego dicen que la superpoblacion galactica iba a suponer un problema -murmure.

Por las camaras vi como habian bajado todos.

- ¿Bocazas, me oyes?

- Si, Capitana.

- Bien, pues despega mi nave ahora mismo y mantente en orbita y alerta por si te necesitamos,no quiero que mi nave pase en este planeta ni un segundo mas del necesario.

- Recibido.

Cogi los controles, prepare todo y volvi a subir al espacio exterior, una vez en orbita, puse el piloto automatico para ajustarse a la orbita planetaria, saque un comic y me puse a leer.

martes, 17 de marzo de 2009

Mei #4

Me desperté sobresaltada bañada en un sudor frío pese a la temperatura estable de la nave. Solté una maldición y me senté en mi litera. Asco de tiempo sin trabajo que me hace soñar cosas extrañas. Puñetera crisis mercante ilegal. Me asee y cambié de camisa, en el espejo del aseo miré con recelo el reflejo de la pantalla de comunicación. Llevaba días apagada. Desde el último trabajito sin riesgo, gloria y elegancia, que Frank nos había conseguido todo estaba en calma. En una jodida y aburrida calma que me escamaba más que si nos estuvieran disparando por todos lados. Como siguiésemos mucho tiempo así me volvería aún más loca y desquiciada de lo que creía estarlo ya.


-Chou ma niao…- empecé a maldecir a esa bola de sebo que tengo por contacto cuando la pantalla se iluminó y vi la cara somnolienta de Bocazas.

-Cap, tienes una onda

-Pásamela-y me terminé de abrochar los botones de la camisa mientras me recordaba a mí misma que si quieres que alguien te responda, maldícelo primero. El gordo seboso apareció en la pantalla.

-Mei, ¿cómo va mi mercenaria favorita?

-Ahórrate las formalidades. Trabajo.-Le espeté.-No estoy de humor.

-Muy bien, muy bien. Algo sencillito. Verás…


-…Mientras repartían provisiones por esa región apartada de la mano de…alguien, uno de los transbordadores de la Alianza se fue en picado. Los pilotos lograron salir más o menos indemnes, pero no se quedaron para recoger la carga. Y ya que el pueblo está lleno de paletos, ni ellos han sentido la mera curiosidad de ir a por ella. Así que tenemos que ir a por la carga y llevarla a Atrios antes de que la Alianza nos intercepte.-Me encontraba en la sala común, todos allí escuchaban expectantes las noticias sobre un nuevo trabajito. Demasiados días sin hacer nada incluso para esta panda de holgazanes.


-Es demasiado bonito para ser verdad-puntualizó Drakar. Me reservé el último dato para que no me lincharan a mí, pues ya me encargaría yo de linchar a Frank. Puse una sonrisa de “aquí no pasa nada” y añadí:

-No empecéis a buscarle los tres pies al gato. Es esto o volver a no hacer nada, y las provisiones empiezan a decir: “nos vamos”. Así que preparaos, llegaremos a esa luna en un par de horas.


Con suspiros de “por fín algo que hacer” y cosas por el estilo, mezclados con sospechas de “parece demasiado fácil” cada uno fue ocupando sus puestos y preparando la Mula para el terreno.


-¡Capitana!-escuché a Lender llamarme, acabábamos de entrar en la atmósfera. Me dirigí al puente y por el camino les espeté a los demás que preparasen pañuelos para taparse el rostro, saldríamos enseguida. Una vez en la cabina, el Bocazas me miró con una cara entre sorpresa, indignación y escepticismo. -¿Estará de coña, no?

Me señaló las coordenadas de la mercancía en la pantalla, y luego señaló por encima de los mandos para que mirara a través del cristal. Yo negué lentamente con la cabeza.

-Aterriza donde…buenamente puedas.-le dije con unas palmaditas en el hombro.

-Prefiero volver a no hacer nada-se quejó mientras obedecía.


-Pf, huele a mierda, quien se ha…-Tam no pudo terminar la frase, bajé la puerta de la nave y allí estaba el paisaje más asqueroso que había visto en mucho tiempo.


-¡Oh, dios mío!-coreamos todos. Ante nosotros se extendía un paraje lleno de estiércol y lodo que desprendía un olor nauseabundo.


-Ale, a ponerse los pañuelos en la cara y andando. Según la señal, la carga tiene que estar a un kilómetro en dirección…sur-espeté quitándome la gabardina y poniéndome un pañuelo cubriéndome la nariz y la mitad del rostro. Las quejas de todo el mundo empezaron a sonar a coro. –Chicos, trabajo es trabajo. Bien es cierto que este es poco glamuroso, pero tenemos que comer. Y yo prefiero hacerlo en mi nave a hacerlo en una prisión de la Alianza, que os recuerdo puede interceptarnos cuanto más tiempo pasemos por aquí.


-¿Pero por qué no vamos con la nave?-lloriqueó Drakar

-Porque no puede acceder a la carga, y este es el lugar más limpio que hemos encontrado para que la nave no se llene de mierda.

-¿Y por qué no utilizamos la mula?-le siguió Elf

-Porque la mula no puede sobrevolar por este terreno.

-¿Y por qué vamos nosotros?-terminó Tam

-Baby… porque aún no he podido matar a Frank. Moveos.


Y con fuerza y voluntad di un paso hacia ese vertedero que ni los cerdos querrían para revolcarse en él.

martes, 10 de marzo de 2009

Tam #4

Si hubiésemos podido flotar cómodamente en aquella negrura, habriamos visto una pequeña nave avanzar lentamente por el espacio; pero no, no podemos, así que solo nos imaginaremos a la Firefly con su piloto automático, cubriendo una ruta poco transitada. En algún momento le habían pintado chapuceramente el nombre en un costado, y ahora mismo lo llevaba a la vista, en caracteres chinos: Diosa Friki.

En el interior de la nave la atmósfera era pesada, aburrida. Llevaban días y días de inactividad sin hacer nada más que esperar. Los partidos de aquel pseudobasket sin demasiadas reglas habían acabado hace tiempo, después de muchas peleas y algún que otro ojo morado; la baraja de cartas estaba tirada en un rincón, al lado del tablero de ajedrez y un par de comics; incluso el mismo aire parecía viejo y harto de ser respirado una y otra vez.

Tam estaba sentada en el raído sofá que habían rescatado de la basura e instalado en la bodega, con la tele delante; total, como dijeron mordazmente, no es que llevaran mucha carga. Con los pies en dos palés que hacian de improvisada mesa, se pintaba las uñas concentradamente de negro. Lender, al lado suya, le tocó el brazo con un pie.

-Me cagó en ti, que me salgo.-ni lo miró, ni el insulto tenia mucho ánimo.
-Ya te las pintaste ayer.
-¿Qué más quieres que haga?
-¿Algo útil, para variar?
-Habló. Ese piloto automático va a quitarte el puesto.
-No hay ni una puta roca que esquivar.-Lender tiró el cómic que había abandonado hacía un rato a la mesa.-Ya ni ver porno es entretenido.
-Pajillero.
-Estrecha.
-Tu madre.-Tam se miró las uñas con gesto crítico, por costumbre, aunque no tenían ni una raya despintada.
-Hey, par de vagos, hacedme sitio.-Drakar se acopló entre ellos y empezó un cansino zapping. El francotirador había dejado de ser novedad hacia tiempo; ya ni lo consideraban peligroso.
-¿Una partidita?-Elf apareció y recogió la pelota del suelo, para botarla un par de veces insinuante.
-Métete la pelota donde te quepa.-murmuró Tam, mirando ausente el techo.
-Buh.-Elf se sentó en la mesa y los miró.-Aburridos.
Los tres gruñeron a coro.

-Y la capitana ni siquiera sale de su camarote. Está aun mas harta que nosotros.
-Difícil es eso.
-Bah...

Todos se callaron. Tam tenía los ojos cerrados como para empezar a dormitar, pero ni siquiera tenía mucho sueño. El resto miraba al vacío.
En ese silencio solo roto por el zumbido natural de la nave, el ruido sonó mucho más estruendoso de lo que en realidad fue. Los cuatro tripulantes dieron un salto y se levantaron. Mal hecho: el ruido se repitió y la nave se inclinó subitamente: todos cayeron al suelo.

-¡Lender! ¿Qué coño esta haciendo tu piloto automático? ¿Hemos chocado?
-¿Y yo que se?
-¡Pues corre a mirarlo, tzao gao!
Todos se pusieron en pie sobre el suelo en pendiente con cuidado, las rodillas flexionadas, preparándose por si acaso. Lender salió corriendo a su sala de control y los demás lo siguieron como pudieron. Mei ya estaba allí, con su piloto, mirando por la ventana. Algo horrible ocupaba casi todo el campo de visión.
-¿Qué... qué es...?-Tam no pudo acabar su pregunta: un tentáculo verdoso golpeó la nave y tuvieron que sujetarse a lo que fuera.
-¡No sé! ¡No sale en el radar! ¡Ni en ningún sitio!-gritó Lender desesperado.
-No tiene forma fija...-murmuró Drakar mirando aquel "monstruo" hipnotizado.

Tenía razón. Una enorme masa informe había, de alguna manera, atrapado su nave, sin que en ninguno de los controles hubiera señal de alarma ni de daño. De un color entre verdoso y marrón, irisado, como cambiante, extendía unos tentaculos que parecían nacer a su voluntad. Y a pesar de los esfuerzos de Lender, la nave se dirigía inexorablemente hacia aquella masa, hasta que todo lo que vieron fue la mezcla de colores. Y luego, oscuridad, gritos, la nave sacudiéndose, los tripulantes volando por toda la sala de control. Finalmente todo se paró y una súbita luz iluminó la nave.

Por la ventana parecía verse un desierto. Un desierto azul. Tres tonos de azul y alguna salpicadura de rojo hasta donde alcanzaba la vista; la luz era una artifical luz blanca que parecía provenir de la nada.
-Ninguna señal de nada.-Lender miró todas sus pantallas.-Es como si la nave estuviera... apagada.
-Vamos a salir.-ordenó Mei.
Se armaron y prepararon en pocos minutos, como expertos que eran. Una pequeña sonda les indicó que el aire era respirable. Abrieron la rampa de la bodega y bajaron.
Efectivamente, era arena. El aire no olía a nada. El cielo era blanco, quizas con un levísimo matiz azul, y la luz uniforme lo cubría todo. El horizonte parecía uniforme y sin alteraciones. Los tripulantes de la Diosa se miraron, confundidos.

-Allí.-Señaló Drakar, frunciendo el ceño, intentando ver mejor. Una mancha oscuro al noroeste alteraba la uniformidad. No estaba demasiado lejos. Elf sacó unos prismaticos y miró un rato, sin decir nada.
-¿Qué?
-Es demasiado raro para decirlo en voz alta.-Mei miró ella misma.
-¿Un barco?
-¿Quieres decir una nave?-Lender parpadeó.
-No. -Tam miraba ahora.- Un jodido barco de los de agua, de los de mar de la Tierra.
-Si hombre, y yo soy un reaver.
-Mira tu mismo.
Tras comprobarlo todos nadie se atrevió a negarlo. La nave no respondía a nada, aunque todo parecía estar correcto, motor y batería y etc.
-Saquemos los karts.-No dejaron vigilancia. De alguna manera, todos sabían que no había peligro.

A medida que se acercaban, vieron claramente que era un barco, viejo pero intacto, como si hubiera sido sacado del agua en pleno uso y puesto allí. En lo alto de sus flácidas velas blancas, ondeaba una bandera negra, con un dibujo indistinguible. Y alguien les esperaba allí.

Se acercaron con recelo, enfrentándose poco a poco al otro grupo. Pero cual fue su sorpresa al encontrarse cara a cara con rostros conocidos: ellos mismos.
-Vaya.-graznó una Mei disfrazada de pirata de una manera muy real, mirando burlonamente a su doble.-Ha vuelto a pasar. En algún sitio muy lejano.
-¿Qué demonios...?-empezó Elf.
-El efecto Iluminada, colega.-le contestó el Elf pirata.- A esto lo llamamos el efecto Iluminada. Y a esto - abrió los brazos abarcando la extensión azul y blanca- Asterisco. Vuestro nuevo hogar.
Todos sintieron un escalofrío: sonaba muy, muy real.

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Yeah, matadme xDD El primero que se sienta ofendido por algo que borre el post, solo queria daros una sorpresa y quejarme un poco xdd